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Una idea de abrazo global para después del confinamiento

En este contexto de pandemia y de futuro incierto del que hablábamos sobre cómo vamos a sentir y experimentar los abrazos que ofrezcamos después del confinamiento para prevenir el contagio del COVID-19, escrito desde un punto de vista más psicológico y centrado en la reflexión respecto a los estilos de nuestras futuras relaciones y contactos sociales, considero que hay otra cuestión fundamental como enorme reto al conjunto de la humanidad.

De un lado, nos sentimos alarmados por el hecho de que este año 2020 vayan a morir aproximadamente más de 10.000 personas de media en cada país europeo (si logramos aplanar la famosa curva, y siendo muy optimistas). Esta alarma es consecuencia del miedo que nos provoca el que los vectores de contagios posibles se encuentran entre nosotros, no tenemos aún vacunas, y no podemos afrontarlo en la reaparición de brotes sino con medidas de aislamiento, ni apoyándonos en el recurso simple y estúpido de que es un mal que proviene de fuera.

Por otro lado, la cantidad de recursos económicos que va a requerir la respuesta al parón productivo después del periodo del estado de alarma será descomunal, y deberemos trazar de cara al futuro mecanismos políticos y una nueva economía que consoliden una redistribución racional de la riqueza como base de recuperación de un estado de bienestar social que sea suficiente para la mayoría, para quienes perderán su empleo o su empresa, y los que continuarán en situación de precariado o de paro anterior. Una medida como la Renta Básica constituye un recurso clave en este panorama. A ello se une, ineludiblemente, la opción clara por el Decrecimiento frente a una productividad y un consumismo sin límites que chocan con el mantenimiento de nuestro ecosistema global.

Pero ¿cómo pensar estos escenarios en un ámbito territorial más amplio que el de nuestros respectivos países o ciudades después de esta crisis? ¿La incertidumbre y el miedo ante lo que nos pueda pasar en el futuro nos va a permitir abrir nuestras mentes hacia lo comunitario y hacia un contexto de actuación mundial? ¿Podemos pensar la resolución de esta posible “Hambre de piel” a la que nos enfrentemos, en otros ámbitos más allá de nuestras propias narices? Nuestra vivencia del hambre de contacto social ¿en qué se traduce más allá de nuestros lazos sociales personales de proximidad?

Por las escaleras de A Mouraria - Lisboa

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Hambre de piel frente al coronavirus COVID-19

La piel, de no rozarla con otra piel
se va agrietando…
Los labios, de no rozarlos con otros labios
se van secando…
Los ojos, de no mirarse con otros ojos
se van cerrando…
El cuerpo, de no sentir otro cuerpo cerca
se va olvidando…
El alma, de no entregarse con toda el alma
se va muriendo.

Bertolt Brecht

Los humanos, como los primates, nos relacionamos con otros para ser tocados. Nuestra necesidad de contacto físico permanece desde el nacimiento hasta el día de nuestra muerte. La privación del tacto, o el “Hambre de piel” (Skin Hunger) como a veces se conoce, es una situación que surge cuando tenemos poco o ningún contacto físico con los demás. El contacto físico, las caricias, sirven para para crear y mantener nuestras relaciones con los demás. Como nos informaba hace años Daniel Coleman, impulsor de la Inteligencia Emocional, la experiencia de ser tocado tiene efectos directos y cruciales en el crecimiento del cuerpo y de la mente. Necesitamos afecto humano, afecto físico. Si no satisfacemos nuestra necesidad emocional a través de los medios físicos de un abrazo, nos sentimos solos y desanimados. Y perder el contacto humano regular puede provocar algunos efectos graves y duraderos.

El contacto piel con piel es vital no solo para la salud mental y emocional, sino también para la salud física. En los primeros años de vida, el tacto es crucial para construir relaciones saludables. El tacto también puede calmar ciertas funciones corporales, como el ritmo cardíaco y la presión arterial. Lo hace estimulando los receptores de presión que transportan señales al nervio vago. Este nervio conecta el cerebro con el resto del cuerpo. Utiliza las señales para frenar el ritmo del sistema nervioso. La deprivación táctil puede llegar a provocar en una persona lo que denominamos hambre de piel y, según explica Lauren Sharkey, uno puede sentirse abrumadoramente solo o privado de afecto. Estos síntomas pueden combinarse con: sentimientos de depresión, ansiedad, estrés, baja satisfacción de la relación con otros, dificultad para dormir, y una tendencia a evitar adhesiones o emparejamientos seguros.

No se trata solo de percibir y tener las sensaciones de afecto, de ternura, de calidez en el contacto con los otros. El contacto piel con piel nos permite, además, entender aspectos esenciales en nuestra comunicación social. En sus investigaciones, Matthew J. Hertenstein y colaboradores mostraron que mediante el contacto con nuestra piel se puede reducir la presión sanguínea y niveles de cortisol, lo cual reduce el estrés e incrementa los niveles de oxitocina en el cerebro. Asimismo, estudiaron el papel que juega el tacto en la comunicación emocional, el apego, el vínculo, el cumplimiento, el poder, la intimidad, la provocación de placer y el gusto. demostrando que los participantes podrían descifrar la ira, el miedo, el asco, el amor, la gratitud y la simpatía a través del tacto de un desconocido a niveles mucho mejores que el azar, proporcionando también evidencia de que las personas pueden decodificar con precisión distintas emociones simplemente observando a otros comunicarse mediante el tacto. Por otro lado, Sarah McIntyre y colaboradores estudiaron la capacidad de los seres humanos conocidos para señalar el significado de varias señales de palabras (p.ej., gratitud, tristeza) usando solo la sensación táctil. Mostraron que las personas emocionalmente cercanas pueden señalar con precisión el significado de diferentes palabras a través del tacto, y que el rendimiento en esta tarea se ve afectado por la cantidad de información contextual disponible.

Pasión ante las ruinas el Teatro Romano de Málaga

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Nos equivocamos, no subestimemos el virus

Nos equivocamos, aprendamos de nuestros errores, no subestimemos el virus.
por Darinka Montico

(Este texto es una traducción personal del artículo “We screwed up, learn from our mistakes, don’t underestimate the virus“ publicado por Darinka Montico el 11 de marzo de 2020, en el que he incorporado algunas partes del original de la autora publicado en italiano. Los errores posibles de traducción son solo míos.)

Subestimamos el virus cuando llegó a mi país y ahora estamos bastante jodidos …
Mi país (Italia) está bloqueado y créeme, eso no es solo porque tengamos un don para el drama (lo cual hacemos, pero este no es el caso). Originalmente había escrito este artículo en mi lengua materna, pero me pidieron que lo tradujera porque a muchos de nosotros nos preocupa que el resto de Europa no se lo tome tan en serio, como deberían …
Realmente espero que puedan aprender de nuestros errores.

LOS NÚMEROS

Marc Lipsitch (epidemiólogo del Centro de Harvard para la Dinámica de las Enfermedades Transmisibles) afirma que entre el 20 y el 60% de la población mundial contraerá #coronavirus. Somos 7.7 mil millones, si promediamos sus pronósticos y calculamos que el 40% caerá enfermo, esto significaría que en los próximos meses (o más) podría haber más de 3 mil millones de contagios.

MALAS NOTICIAS:

Si, como afirma la OMS (organización mundial de la salud), la tasa de mortalidad de COVID-19 es realmente 3.4%, estamos hablando de 104,720,000 muertes. (El 3,4% se basa en la cantidad de infecciones y muertes conocidas en este momento, por lo tanto factores como la edad promedio de una población específica (en Italia, por ejemplo, la tasa de mortalidad ahora es del 5%) o la funcionalidad del sistema de salud de un país específico no son considerados y serán factores decisivos en los próximos meses).

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Comprender lo que votamos #28A

Los mensajes de las campañas electorales que observamos entre varios líderes políticos podrían sugerir que los ciudadanos no tienen la capacidad suficiente para adoptar y entender un programa político cuyas propuestas, en su conjunto, implican siempre aspectos complejos para lograr su ejecución y conseguir sus objetivos. Sabemos que la mayor parte de la población está expuesta habitualmente en los medios de comunicación a programas de entretenimiento en los que destacan opiniones frívolas e insustanciales, frente a debates de carácter ideológico y análisis detallados que permitan formarnos una opinión amplia para conocer en profundidad un programa político.

Esta clase de mensajes reiterados que se transmiten por los medios provoca que sea, aparentemente, más fácil juzgar al candidato que al programa de medidas de un partido político. Sin embargo, el único referente oficial y público que debemos observar y evaluar en su aplicación durante el mandato o el ejercicio de su tarea como representantes del pueblo, es el programa de cada formación política. Ello no obsta para que en los contenidos de cada programa puedan introducirse, también, propuestas que no respondan a un mínimo análisis de su posible aplicación. Pero es la única base sobre la que podremos comparar y deliberar como ciudadanos la acción futura de nuestros representantes.

Nos encontramos en un contexto mediático y consumista donde prima el culto a la belleza y al postureo o bien la ocurrencia de turno, frente a la figura del intelectual relegada a remotos escenarios elitistas, donde el artificio de las vidas de supuestos famosos se convierten en el pilar de los medios para distraer a la gente de los verdaderos problemas y preocupaciones que nos conciernen; en donde los bajos niveles de lectura y actividad cultural y alto abandono escolar son un grave síntoma del deficiente desarrollo de nuestra sociedad; y donde el pensamiento crítico se considera a menudo una herramienta del diablo, por ello no es difícil estimar cuáles sean los niveles de comprensión que pueden forjar muchos ciudadanos sobre los diversos contenidos de los programas políticos.

Charla en la Plaza de La Merced. Foto: Gabriel Navarro

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Aviones y zapatillas en el futuro de la ciencia ficción

Es comúnmente sabido el impacto y el papel que ha cumplido la ciencia ficción en el desarrollo tecnológico y científico de la humanidad. Somos conscientes de que la literatura, en general, fomenta nuestro desarrollo intelectual y aumenta las opciones de pensamiento y de nuestra conciencia, aparte de deleitarnos con sus historias y sus estilos narrativos. Pero probablemente, la ciencia ficción, como género literario, es mucho más que un arte pues la historia nos demuestra el efecto e influencia que ha ejercido en la configuración de la sociedad moderna.

Es famosa la frase de Rod Serling para definir la ciencia ficción frente a la fantasía: “La fantasía es lo imposible hecho probable. La ciencia ficción es lo improbable hecho posible”. Más allá de la imaginación y creatividad de los autores especializados en este género,  la diversidad de  posibles acontecimientos y hechos del futuro que conforman estas narraciones, suelen estar apoyados en el conocimiento del mundo actual, en los avances tecnológicos y científicos y en sus efectos en la historia de la humanidad.

A pesar de los avances vertiginosos de la ciencia y la tecnología contemporáneas, no creo que realmente suceda el hecho de que la ciencia esté matando a la ciencia ficción.  Cambian algunos de los procesos y los componentes de las ficciones, quizá se reducen las distancias temporales entre lo imaginado y la evolución y resultados posteriores logrados en los avances científicos. Pero estas obras mantienen el aliento de dilucidar las potencialidades de nuestro futuro, ya sea en el marco de utopías o bien de distopías. Y ello parece que constituye un foco especial de atención por parte de importantes empresas que, aparte de sus proyecciones y planificaciones económicas habituales en el contexto del capitalismo actual, están apostando por la creatividad de los escritores de ciencia ficción encargándoles informes o relatos que les permitan vislumbrar opciones plausibles de su futuro.

Streetdancers Valencia

Recientemente, Brian Merchant ha publicado un interesantísimo artículo titulado “Nike y Boeing están pagando a los escritores de ciencia ficción para predecir sus futuros” en el cual nos explica ilustrativos casos sobre el interés que poseen las grandes compañías en contratar a expertos autores o bien a empresas con escritores especializados en elaborar historias de ciencia ficción ad hoc, focalizadas en el quehacer o en el ámbito de actuación de cada cliente. Incluyendo entidades gubernamentales.
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