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Gabriel Navarro Entradas

Youth and Digital Citizenship+. Juventud y Ciudadanía Digital (Plus)

Youth and Digital Citizenship+ (Plus) 2020. La propuesta de ciudadanía digital para los jóvenes del Centro Berkman Klein de Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard.

Los cambios tecnológicos y la inmersión de la vida cotidiana del conjunto de la población en el ámbito de las Tecnologías de la Información y Comunicación han obligado a numerosos organismos internacionales a adoptar medidas que permitan una adecuada inserción en el dominio de las competencias que requiere el mundo digital. Ya sea en el contexto educativo, en el laboral, o en el de nuestra vida cotidiana donde interactuamos constantemente con dispositivos que nos permiten conectar con otros y acceder a muy diversa información.

En Europa disponemos del DIGCOMP 2.1 un sistema de referencia europeo publicado en 2017 para fomentar una comprensión integral y compartida de las competencias digitales. DigComp 2.1 realiza un mapeo del conocimiento, las habilidades y las actitudes que todos necesitamos para utilizar las tecnologías digitales de una manera crítica, colaborativa y creativa en todos los aspectos de la vida.

Se estructura en cinco grandes Áreas como la alfabetización en información y manejo de datos, el dominio de la comunicación y la colaboración con otros, la creación de contenido digital, el control de la seguridad propia y de los demás, así como, la resolución de problemas técnicos que nos afecten en su utilización. Desarrolla 21 competencias que permiten que cualquier ciudadano actúe de forma segura y crítica con las herramientas digitales. Y desglosa una serie de niveles de competencia desde los más básicos hasta los más avanzados, apoyando el desarrollo de habilidades digitales como unas competencias claves para toda la vida.

Este sistema puede usarse para identificar, evaluar y certificar logros de aprendizaje y desarrollo de competencias digitales, o bien, se puede utilizar para evaluar el nivel de competencia digital, las fortalezas y debilidades de una población individual o objetivo, y se puede adaptar y aplicar para apoyar políticas para el desarrollo de la competencia digital para una población en un contexto específico.

Pero, junto al desarrollo de competencias digitales esenciales en la vida actual, emerge la necesidad de pensar este marco sobre el transcendental concepto de “ciudadanía digital”, un tema de creciente importancia entre académicos, organizaciones y responsables de políticas, así como por el conjunto de la sociedad, que afecta directamente al debate y la teorización sobre las habilidades que los jóvenes necesitan para participar activamente en nuestro mundo digital. Aplicar este concepto en un sentido amplio nos serviría, en la práctica, para desarrollar programas de aprendizaje formales e informales que tengan como misión ayudar a los jóvenes a enfrentarse a los desafíos y aprovechar las oportunidades que el entorno digital ostenta.

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Una idea de abrazo global para después del confinamiento

En este contexto de pandemia y de futuro incierto del que hablábamos sobre cómo vamos a sentir y experimentar los abrazos que ofrezcamos después del confinamiento para prevenir el contagio del COVID-19, escrito desde un punto de vista más psicológico y centrado en la reflexión respecto a los estilos de nuestras futuras relaciones y contactos sociales, considero que hay otra cuestión fundamental como enorme reto al conjunto de la humanidad.

De un lado, nos sentimos alarmados por el hecho de que este año 2020 vayan a morir aproximadamente más de 10.000 personas de media en cada país europeo (si logramos aplanar la famosa curva, y siendo muy optimistas). Esta alarma es consecuencia del miedo que nos provoca el que los vectores de contagios posibles se encuentran entre nosotros, no tenemos aún vacunas, y no podemos afrontarlo en la reaparición de brotes sino con medidas de aislamiento, ni apoyándonos en el recurso simple y estúpido de que es un mal que proviene de fuera.

Por otro lado, la cantidad de recursos económicos que va a requerir la respuesta al parón productivo después del periodo del estado de alarma será descomunal, y deberemos trazar de cara al futuro mecanismos políticos y una nueva economía que consoliden una redistribución racional de la riqueza como base de recuperación de un estado de bienestar social que sea suficiente para la mayoría, para quienes perderán su empleo o su empresa, y los que continuarán en situación de precariado o de paro anterior. Una medida como la Renta Básica constituye un recurso clave en este panorama. A ello se une, ineludiblemente, la opción clara por el Decrecimiento frente a una productividad y un consumismo sin límites que chocan con el mantenimiento de nuestro ecosistema global.

Pero ¿cómo pensar estos escenarios en un ámbito territorial más amplio que el de nuestros respectivos países o ciudades después de esta crisis? ¿La incertidumbre y el miedo ante lo que nos pueda pasar en el futuro nos va a permitir abrir nuestras mentes hacia lo comunitario y hacia un contexto de actuación mundial? ¿Podemos pensar la resolución de esta posible “Hambre de piel” a la que nos enfrentemos, en otros ámbitos más allá de nuestras propias narices? Nuestra vivencia del hambre de contacto social ¿en qué se traduce más allá de nuestros lazos sociales personales de proximidad?

Por las escaleras de A Mouraria - Lisboa
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Hambre de piel frente al coronavirus COVID-19

La piel, de no rozarla con otra piel
se va agrietando…
Los labios, de no rozarlos con otros labios
se van secando…
Los ojos, de no mirarse con otros ojos
se van cerrando…
El cuerpo, de no sentir otro cuerpo cerca
se va olvidando…
El alma, de no entregarse con toda el alma
se va muriendo.

Bertolt Brecht

Los humanos, como los primates, nos relacionamos con otros para ser tocados. Nuestra necesidad de contacto físico permanece desde el nacimiento hasta el día de nuestra muerte. La privación del tacto, o el “Hambre de piel” (Skin Hunger) como a veces se conoce, es una situación que surge cuando tenemos poco o ningún contacto físico con los demás. El contacto físico, las caricias, sirven para para crear y mantener nuestras relaciones con los demás. Como nos informaba hace años Daniel Coleman, impulsor de la Inteligencia Emocional, la experiencia de ser tocado tiene efectos directos y cruciales en el crecimiento del cuerpo y de la mente. Necesitamos afecto humano, afecto físico. Si no satisfacemos nuestra necesidad emocional a través de los medios físicos de un abrazo, nos sentimos solos y desanimados. Y perder el contacto humano regular puede provocar algunos efectos graves y duraderos.

El contacto piel con piel es vital no solo para la salud mental y emocional, sino también para la salud física. En los primeros años de vida, el tacto es crucial para construir relaciones saludables. El tacto también puede calmar ciertas funciones corporales, como el ritmo cardíaco y la presión arterial. Lo hace estimulando los receptores de presión que transportan señales al nervio vago. Este nervio conecta el cerebro con el resto del cuerpo. Utiliza las señales para frenar el ritmo del sistema nervioso. La deprivación táctil puede llegar a provocar en una persona lo que denominamos hambre de piel y, según explica Lauren Sharkey, uno puede sentirse abrumadoramente solo o privado de afecto. Estos síntomas pueden combinarse con: sentimientos de depresión, ansiedad, estrés, baja satisfacción de la relación con otros, dificultad para dormir, y una tendencia a evitar adhesiones o emparejamientos seguros.

No se trata solo de percibir y tener las sensaciones de afecto, de ternura, de calidez en el contacto con los otros. El contacto piel con piel nos permite, además, entender aspectos esenciales en nuestra comunicación social. En sus investigaciones, Matthew J. Hertenstein y colaboradores mostraron que mediante el contacto con nuestra piel se puede reducir la presión sanguínea y niveles de cortisol, lo cual reduce el estrés e incrementa los niveles de oxitocina en el cerebro. Asimismo, estudiaron el papel que juega el tacto en la comunicación emocional, el apego, el vínculo, el cumplimiento, el poder, la intimidad, la provocación de placer y el gusto. demostrando que los participantes podrían descifrar la ira, el miedo, el asco, el amor, la gratitud y la simpatía a través del tacto de un desconocido a niveles mucho mejores que el azar, proporcionando también evidencia de que las personas pueden decodificar con precisión distintas emociones simplemente observando a otros comunicarse mediante el tacto. Por otro lado, Sarah McIntyre y colaboradores estudiaron la capacidad de los seres humanos conocidos para señalar el significado de varias señales de palabras (p.ej., gratitud, tristeza) usando solo la sensación táctil. Mostraron que las personas emocionalmente cercanas pueden señalar con precisión el significado de diferentes palabras a través del tacto, y que el rendimiento en esta tarea se ve afectado por la cantidad de información contextual disponible.

Pasión ante las ruinas el Teatro Romano de Málaga
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Nos equivocamos, no subestimemos el virus

Nos equivocamos, aprendamos de nuestros errores, no subestimemos el virus.
por Darinka Montico

(Este texto es una traducción personal del artículo “We screwed up, learn from our mistakes, don’t underestimate the virus“ publicado por Darinka Montico el 11 de marzo de 2020, en el que he incorporado algunas partes del original de la autora publicado en italiano. Los errores posibles de traducción son solo míos.)

Subestimamos el virus cuando llegó a mi país y ahora estamos bastante jodidos …
Mi país (Italia) está bloqueado y créeme, eso no es solo porque tengamos un don para el drama (lo cual hacemos, pero este no es el caso). Originalmente había escrito este artículo en mi lengua materna, pero me pidieron que lo tradujera porque a muchos de nosotros nos preocupa que el resto de Europa no se lo tome tan en serio, como deberían …
Realmente espero que puedan aprender de nuestros errores.

LOS NÚMEROS

Marc Lipsitch (epidemiólogo del Centro de Harvard para la Dinámica de las Enfermedades Transmisibles) afirma que entre el 20 y el 60% de la población mundial contraerá #coronavirus. Somos 7.7 mil millones, si promediamos sus pronósticos y calculamos que el 40% caerá enfermo, esto significaría que en los próximos meses (o más) podría haber más de 3 mil millones de contagios.

MALAS NOTICIAS:

Si, como afirma la OMS (organización mundial de la salud), la tasa de mortalidad de COVID-19 es realmente 3.4%, estamos hablando de 104,720,000 muertes. (El 3,4% se basa en la cantidad de infecciones y muertes conocidas en este momento, por lo tanto factores como la edad promedio de una población específica (en Italia, por ejemplo, la tasa de mortalidad ahora es del 5%) o la funcionalidad del sistema de salud de un país específico no son considerados y serán factores decisivos en los próximos meses).

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Comprender lo que votamos #28A

Los mensajes de las campañas electorales que observamos entre varios líderes políticos podrían sugerir que los ciudadanos no tienen la capacidad suficiente para adoptar y entender un programa político cuyas propuestas, en su conjunto, implican siempre aspectos complejos para lograr su ejecución y conseguir sus objetivos. Sabemos que la mayor parte de la población está expuesta habitualmente en los medios de comunicación a programas de entretenimiento en los que destacan opiniones frívolas e insustanciales, frente a debates de carácter ideológico y análisis detallados que permitan formarnos una opinión amplia para conocer en profundidad un programa político.

Esta clase de mensajes reiterados que se transmiten por los medios provoca que sea, aparentemente, más fácil juzgar al candidato que al programa de medidas de un partido político. Sin embargo, el único referente oficial y público que debemos observar y evaluar en su aplicación durante el mandato o el ejercicio de su tarea como representantes del pueblo, es el programa de cada formación política. Ello no obsta para que en los contenidos de cada programa puedan introducirse, también, propuestas que no respondan a un mínimo análisis de su posible aplicación. Pero es la única base sobre la que podremos comparar y deliberar como ciudadanos la acción futura de nuestros representantes.

Nos encontramos en un contexto mediático y consumista donde prima el culto a la belleza y al postureo o bien la ocurrencia de turno, frente a la figura del intelectual relegada a remotos escenarios elitistas, donde el artificio de las vidas de supuestos famosos se convierten en el pilar de los medios para distraer a la gente de los verdaderos problemas y preocupaciones que nos conciernen; en donde los bajos niveles de lectura y actividad cultural y alto abandono escolar son un grave síntoma del deficiente desarrollo de nuestra sociedad; y donde el pensamiento crítico se considera a menudo una herramienta del diablo, por ello no es difícil estimar cuáles sean los niveles de comprensión que pueden forjar muchos ciudadanos sobre los diversos contenidos de los programas políticos.

Charla en la Plaza de La Merced. Foto: Gabriel Navarro
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