Saltar al contenido

Gabriel Navarro Entradas

De la información a la comunicación en las redes sociales

Un nuevo escenario para los Servicios de Información Juvenil

Este año celebramos con ilusión los XIV Encuentros Estatales de Servicios de Información Juvenil, bajo el lema: “DE LA INFORMACIÓN A LA COMUNICACIÓN EN LAS REDES SOCIALES” (en Twitter #redsij ). La elección de este lema y de los contenidos que vamos a abordar responde a reflexiones consecuentes con los cambios tecnológicos y sociales que vivimos en nuestro entorno. Hace algún tiempo, en las mismas páginas de la revista ENTREJÓVENES se hablaba de la vertiginosa evolución que hemos vivido quienes realizamos nuestra labor con los jóvenes y muy especialmente, desde los Centros y Puntos de Información Juvenil, al pasar del uso habitual de la “Olivetti” (para los menores de 20 años, entiéndase: máquina de escribir) al manejo e inmersión inevitable de la red Internet y en la denominada Web 2.0; de cómo este salto tecnológico nos impulsaba a un cambio de actitud en nuestra labor de escucha y de interrelación con los jóvenes, más allá de las modificaciones que surgían en nuestra productividad a la hora de acceder a contenidos informativos y de cara a la difusión de la información a nuestros/as ciudadanos/as.

Pues bien, como era de esperar, los saltos cualitativos que provocan los avances tecnológicos, la accesibilidad a los medios, la familiaridad con las plataformas de redes sociales y la constante ubicuidad de los contenidos y de las múltiples relaciones que establecemos los usuarios de Internet con nuestras identidades digitales, nos trasladan a escenarios de trabajo diferentes de hace dos o tres años; no tanto por su innovación tecnológica, sino por lo novedoso del marco de actuación con los interlocutores.

Encuentros SIJ 2010
Dejar un comentario

Abrazos gratuitos frente al estupor

“Lo nuevo no está en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno.” Michel Foucault

En agosto de 2004 nos asombraba la ternura y la rotundidad de Aurora Sánchez, periodista y escritora que sufrió el asesinato de un hijo durante la dictadura argentina, cuando expresaba que «dar un abrazo a quien lo necesita ya es contribuir con los derechos humanos», al mismo tiempo que mostraba su perplejidad hacia quienes pretenden echar una mano al necesitado sin tener en cuenta sus carencias más graves: «tras un huracán no puedes proponer ayuda psicológica a quien se ha quedado sin casa, sin medios para comer. Primero resuelve sus necesidades básicas y luego ocúpate del apoyo psicológico», nos decía. Ante situaciones de extrema gravedad como son el hambre, la injusticia de las guerras o la explotación infantil, por nombrar algunas, tendemos a resaltar los componentes económicos, políticos, sociales y ambientales que las provocan y, de esta forma, intentamos no perder el punto de mira fundamental hacia donde dirigir nuestra denuncia y nuestra acción como ciudadanos comprometidos. Por eso, una aseveración como la anterior respecto a la importancia de dar un abrazo, puede ser chocante, o despertar insólitamente el lado humanitario que todos poseemos. Más aún, en épocas como las actuales en donde pasamos de la conmoción a conductas de inhibición, bien sea ante catástrofes naturales como terremotos o volcanes de efectos muy dispares entre sí, bien ante situaciones de crisis económica que nos ubica en gran medida en una posición de impotencia, si no de rabia.

No debemos diluir las reacciones de la población y la exigencia de responsabilidades a quienes tienen el poder, la autoridad y el encargo de la sociedad de intervenir en consecuencia para resolver esta clase de problemas. Pero, en pocas ocasiones pensamos que la complejidad y la velocidad de nuestra sociedad actual provoca que se acentúen, entre otras, la falta de contacto humano y las diferencias entre los tipos de organización de los espacios propios que nos llevan a veces a mantener excesivas distancias, llegando al estupor hacia los otros que nos rodean o hacia la abrumadora cantidad de acontecimientos sociales del entorno. Edward Hall estudió las relaciones espaciales del hombre y afirmaba que escogemos una determinada distancia o espacio para relacionarnos con los otros, de acuerdo al tipo de transacción que se lleva a cabo, de acuerdo a cómo nos sentimos o de acuerdo a lo que se está haciendo. Entre los tipos de organización del espacio existe el denominado espacio informal que se refiere a las distancias que mantiene el hombre con los demás, en su mayoría son distancias tomadas de manera inconsciente. Entre ellas encontramos  la distancia íntima que permite percibir el calor, respiración y olor del otro, sería la distancia del amor y de la lucha; la distancia personal que corresponde a la de las personas que no tienen contacto físico entre si,  que nos motiva una conducta de evitación, al retroceder, al volvernos o desviar la mirada cuando sentimos que nuestro espacio personal ha sido violado. Y el espacio socia referido al límite a partir del cual la otra persona no se siente alterada por nuestra presencia; es la distancia de las conversaciones sobre asuntos no personales, de entrevistas en oficinas, en las aulas, etc. La distancia social marca el límite de poder que ejercemos sobre los demás, y, la distancia pública que está fuera de la zona participativa en la cual el sujeto está directamente afectado, corresponde habitualmente a los varios metros que rodean a una autoridad en su aparición pública. Pues bien, este autor señalaba que la interacción entre las cuatro distancias es la dimensión oculta de la sociedad. El espacio tiene un significado psicológico y social, al igual que el concepto de identidad espacial asociado a la participación de las personas en la generación e integración dinámica con los espacios en que viven.

1 comentario

Tiempo de Pink Floyd

Entre los álbumes más famosos de la historia de la música rock, «The Dark side of de Moon» de Pink Floyd estará siempre en la memoria de muchos de nosotros.  Su magistral composición musical, construida a partir de retazos que iban creando en sucesivos conciertos, junto a la fuerza y actualidad de sus letras y la innovación de sus sonidos le otorgan un lugar privilegiado en la cultura contemporánea.

Todo el album en su conjunto es una obra maestra, y la manera mejor de disfrutarlo es deleitarse  en su escucha desde el principio hasta el fin; como si de una ópera se tratara.  Y, en cierta forma, esa era una de las ideas que subyacían tras su conceptual configuración. Pero, de entre todos sus temas, uno destaca por su intensidad, sus melodías, su original integración de sonidos y por su letra. Me refiero a «TIME» (Tiempo), cuyo mensaje continúa expresando el inefable paso del tiempo, y la necesaria asunción de nuestro destino propio en vez de dejarlo pasar.

Dark Side of the Moon - Pink Floyd 1973

Os muestro aquí la letra original y una de las traducciones que considero más acertadas y a continuación un vídeo musical con este tema:

Dejar un comentario

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies