Es comúnmente sabido el impacto y el papel que ha cumplido la ciencia ficción en el desarrollo tecnológico y científico de la humanidad. Somos conscientes de que la literatura, en general, fomenta nuestro desarrollo intelectual y aumenta las opciones de pensamiento y de nuestra conciencia, aparte de deleitarnos con sus historias y sus estilos narrativos. Pero probablemente, la ciencia ficción, como género literario, es mucho más que un arte pues la historia nos demuestra el efecto e influencia que ha ejercido en la configuración de la sociedad moderna.
Es famosa la frase de Rod Serling para definir la ciencia ficción frente a la fantasía: “La fantasía es lo imposible hecho probable. La ciencia ficción es lo improbable hecho posible”. Más allá de la imaginación y creatividad de los autores especializados en este género, la diversidad de posibles acontecimientos y hechos del futuro que conforman estas narraciones, suelen estar apoyados en el conocimiento del mundo actual, en los avances tecnológicos y científicos y en sus efectos en la historia de la humanidad.
A pesar de los avances vertiginosos de la ciencia y la tecnología contemporáneas, no creo que realmente suceda el hecho de que la ciencia esté matando a la ciencia ficción. Cambian algunos de los procesos y los componentes de las ficciones, quizá se reducen las distancias temporales entre lo imaginado y la evolución y resultados posteriores logrados en los avances científicos. Pero estas obras mantienen el aliento de dilucidar las potencialidades de nuestro futuro, ya sea en el marco de utopías o bien de distopías. Y ello parece que constituye un foco especial de atención por parte de importantes empresas que, aparte de sus proyecciones y planificaciones económicas habituales en el contexto del capitalismo actual, están apostando por la creatividad de los escritores de ciencia ficción encargándoles informes o relatos que les permitan vislumbrar opciones plausibles de su futuro.
Recientemente, Brian Merchant ha publicado un interesantísimo artículo titulado “Nike y Boeing están pagando a los escritores de ciencia ficción para predecir sus futuros” en el cual nos explica ilustrativos casos sobre el interés que poseen las grandes compañías en contratar a expertos autores o bien a empresas con escritores especializados en elaborar historias de ciencia ficción ad hoc, focalizadas en el quehacer o en el ámbito de actuación de cada cliente. Incluyendo entidades gubernamentales.
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