La soledad es uno de los síntomas más relevantes de nuestra sociedad. Existe la soledad buscada y la soledad no deseada, esta última aumenta enormemente y es causante de graves problemas de salud mental y física. Aunque el aumento de casos de soledad no deseada se detectan principalmente en los países occidentales como consecuencia de los cambios producidos por la industrialización, el crecimiento de la economía de consumo, el impacto de las tecnologías de la información y la intensificación de la vida urbana, en la actualidad se considera un problema que afecta al conjunto de la humanidad. La Organización Mundial de la Salud declaró en noviembre de 2023 que la soledad es una prioridad sanitaria mundial y creó una nueva Comisión sobre Conexión Social. Durante los próximos tres años, esta Comisión se centrará en las formas de hacer frente a la «amenaza urgente para la salud» de una epidemia mundial de soledad, examinando los últimos avances científicos y diseñando estrategias para ayudar a las personas a profundizar en sus conexiones sociales.
Los costes sanitarios de la soledad no deseada en España representan más de 6.000 millones de euros anuales, en torno al 0,5% del PIB, según datos del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (marzo, 2023). Se estima que el 13,4% de las personas la sufren, afectando más a mujeres que a hombres. El grupo poblacional que más suele preocupar es el de las personas mayores, con diversas iniciativas para evitarla. Sin embargo, son los jóvenes quienes encabezan la lista. Según el Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España, presentado en febrero de 2024, el 25,5% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años se sienten solos actualmente. El 69% de las personas jóvenes se han sentido solas en algún momento de su vida. Casi el 93% de los españoles considera la soledad no deseada como un problema social importante.