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Categoría: Libros

Las músicas de juventud de nuestras nubes interiores

Abordar una novela en la que te encuentras atravesando por procesos históricos que uno mismo ha vivido intensamente puede suponer un reto notable de cara a realizar su presentación pública y/o entre amigos/as desde un enfoque objetivo, pues, más allá de que cuando leemos cualquier narración podamos disfrutar en mayor o menor medida de la identificación que proyectamos en sus protagonistas, los acontecimientos y las actitudes psicológicas de sus actores adoptan un papel más penetrante al reconocernos en las épocas vitales por las que transcurren.

Esto me ha sucedido al leer la novela «La Velocidad de las Nubes» (Entrelíneas Editores, 2018. Novela finalista del III Certamen Literario «Mujer al Viento» de Torrejón de Ardoz) de la escritora y amiga Ana Fructuoso, quien hoy nos invita a dialogar sobre su libro (*). Todos sabemos que nadie es totalmente objetivo al enfrentarse a una obra, sea cual sea su carácter. Pero, sinceramente, yo me siento muy cómplice de esta historia, aún siendo consciente de que la protagonista es una mujer y ello podría, en principio, marcar cierta distancia particular. Ana Fructuoso nos expone en esta su primera novela una serie de personajes masculinos y femeninos secundarios que bordean y moldean la evolución como persona de Matilde, la protagonista, y de entre los masculinos les reconozco que no me siento extraño de muchas de sus posiciones y comportamientos en los escenarios de cada momento por los que atraviesan, todo lo contrario. No obstante, el personaje masculino principal, un Ernesto dotado de especiales atributos y bondades, me parece algo distante de los personajes que conocíamos por aquél entonces. Supongo, paralelamente, que la mayoría de mujeres que la lean, sobre todo quienes vivieron su juventud en el periodo de la transición política española, se podrán sentir identificadas con varias de las reacciones, conductas y sentimientos que vitalmente conforman el desarrollo de su personalidad, así como en sus dudas, sus acercamientos, sus huidas y sus esperanzas que quedan sutilmente esbozadas al final.

Portada_La Velocidad de las nubes
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Lo efímero como identidad juvenil y los medios líquidos

Una de las satisfacciones que más puede enorgullecer a quien ama la cultura y el conocimiento es recibir la propuesta de presentar una obra como la que nos convoca hoy su autor en el Día Internacional del Libro. Vamos a hablar y abrir el debate con algunas notas extraídas del libro «Generación Efímera. La comunicación de las redes sociales en la era de los medios líquidos» del profesor de la UCAM José Manuel Noguera Vivo, publicado en la editorial Comunicación Social.

La mayoría de nosotros estamos familiarizados con diversos términos y calificativos que pretenden describir con su denominación un conjunto de aspectos sociales y culturales que configuran las diferentes y sucesivas generaciones de jóvenes. Así pues, nos hablan de los Baby Boomers, la Generación X, la Generación Y, los Millennials, la Generación Z, la i-Generación (o Generación Internet), la Generación Me (Generación Yo),la Generación @ o Generación #hashtag, etc… Y en el ámbito de las ciencias sociales nos encontramos tanto autores que se apoyan afanosamente en estos calificativos, frente a quienes defienden que los límites con los que se les pretende caracterizar y diferenciar entre unas y otras no son lo suficientemente robustos, o bien que tales definiciones responden exclusivamente a criterios y argumentos de la sociedad capitalista de consumo.

La apuesta de José Manuel Noguera al utilizar este título y sostener su importancia viene dada por un hecho incuestionable: nos encontramos ante una generación de jóvenes «cuya post-adolescencia ha coincidido con el auge y explosión de las redes sociales efímeras» y su proceso de inmersión mediática y su comportamiento vital, en y a través de ellas, nos muestran una singularidad tal, que lo efímero constituye un elemento esencial en la construcción de su identidad personal y social y en la definición de sus vidas.

Portada del libro Generación Efímera
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Jóvenes, redes y revueltas como paisaje

«No es posible hackear el sistema sin hackear tu propia mente, tu propia vida». Esta es una de las contundentes frases con las que Rossana Reguillo, a partir de una famosa serie de TV, nos sumerge de entrada para encuadrar sus análisis en esta obra: «Paisajes Insurrectos. Jóvenes, redes y revueltas en el otoño civilizatorio«, uno de los libros que más me han impactado últimamente, a pesar de conocer previamente y estar familiarizado con varias de las fuentes que maneja esta investigadora social con eficacia y especial sensibilidad. Un libro que nos impele a releerlo cada cierto tiempo para recuperar/estimular nuevos pensamientos, como si fueran un sustancioso rizoma gradual y diseminado en nuestra mente.

En el abordaje del hecho juvenil, como conducta social o como condición social, la mayoría de quienes trabajamos en el ámbito de la intervención social con jóvenes, nos apoyamos en los tradicionales estudios sociológicos que en un momento puntual aplican metodologías cuantitativas o cualitativas para radiografiar el estado de la cuestión, ya sea relativa al empleo, la educación, la salud, la política, etc.

Sin embargo, no hay muchas ocasiones en las que un enfoque basado en el análisis antropológico, en la reflexión a partir de las vivencias y observaciones personales de quien investiga un comportamiento social o una acción comunitaria sobre el propio terreno, comprenda el dominio de combinar la reflexión certera del trasfondo de los movimientos sociales que estudia, con la función social y cultural de su testimonio.

La apuesta decidida de Rossana Reguillo radica en comprender las lógicas y las dinámicas que emergen en el desarrollo de estos movimientos en tanto que insurrecciones cívicas, profundamente necesarias para otorgar un nuevo sentido vital al conjunto de la sociedad, qué pilares las sustentan y como organizan su mensaje y su hálito de conciencia al mundo. Con este objetivo, aborda casos conocidos de movilizaciones en Méjico, Estados Unidos, España, Turquía o Francia, que han marcado el inicio de nuevas formas de hacer política en la sociedad-red.

Paisajes insurrectos - Rossana Reguillo (portada)
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Notas sobre Una Espina en la Carne

(Estas notas conforman el texto que preparé para la presentación del libro de Lola López Mondéjar, en el acto celebrado el día 29 de enero en el Centro Cultural Alonso Luzzy de Cartagena)

¿Sufren los artistas y los creadores?
¿Son los creadores inevitablemente narcisistas en esencia por su ansia de reconocimiento?
¿Cómo podemos entender esa idea de Mallarmé de que quién realiza el acto de escritura «se suprime»?

La obra que hoy presentamos se fundamenta en la aplicación del psicoanálisis y de reflexiones filosóficas y literarias vinculadas a él para comprender y desvelar lo que acontece en el proceso de gestación de un sujeto creador.

El psicoanálisis constituye una herramienta de análisis que, además de a quienes se deciden por su aplicación clínica, sirve a los críticos de arte y la crítica literaria para abordar una obra, de manera especial a la escritura ya que el lenguaje es el vehículo esencial para expresarnos, abordándolo como una materia que hay que leer «entre líneas» en cuanto a los sentidos, sensaciones e imaginarios no manifiestos que en aquél se hallan, pues no hay sujeto fuera del lenguaje. Nos permite, a su vez, descubrir el lenguaje particular y los sentidos subyacentes de una obra de arte , sus diversos significados explícitos e implícitos vinculados al psiquismo de un sujeto creador.

Una Espina en la carne. Psicoanálisis y creatividad"

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Y, sin embargo, me querían

INTRO

¿Cómo hablar de las sensaciones y pensamientos que me evoca una espléndida novela como lo es “La primera vez que no te quiero” sin reiterar las acertadas ideas y opiniones de quienes poseen la maestría de la crítica literaria? Más aún, cuando no pretendo en ningún momento ser crítico literario. Desde su edición en este verano, nos encontramos ya con buenas reseñas y críticas como la de Juntando más Letras y certeras entrevistas como la publicada en el especial de El Cultural , entre otras muchas de gran valor y sabiduría. [1]

Cuando Lola López Mondéjar me propuso afectuosamente que participase en la presentación de su novela en la Librería LER de Cartagena, el pasado 24 de octubre junto con la profesora Flori Celdrán, lo hacía sabiendo que sus obras no cesan de evocarme vitales sensaciones y provocarme una suerte de reflexiones más allá de lo estrictamente literario; como manifesté, por ejemplo, en mi lectura de su impactante obra “Mi amor desgraciado” .  Aún con el riesgo de que mis observaciones se distancien de su personal visión de sus obras por el hecho, entre otros aspectos, de haber sido partícipe de la generación de jóvenes que describe en su novela. Tenía, además, el reto de esbozar unas ideas cuyas perspectivas fueran, en lo posible, complementarias o divergentes de la enternecedora lectura que Flori Celdrán nos ofreció en su presentación de esta novela.

Y comenzaba mi exposición así:

A los diez años Julia, la protagonista de “La primera vez que no te quiero” era extremadamente religiosa.

“Me metía en la iglesia al atardecer, cuando los fieles estaban ausentes y en el interior del templo se respiraba una exquisita tranquilidad, una atmósfera intemporal de nave a la deriva, con un sereno e íntimo olor a cera,…”  p.53

Cubierta Laprimera vez que no te quiero
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