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Gabriel Navarro Entradas

Un soldado con un arpa

Hacía tiempo que no me emocionaba tanto la lectura de una historia narrada de manera sencilla que, a pesar de lo insólito de sus acontecimientos y de una épica singular, conmina a reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia, sobre la idea de solidaridad, la comunicación y el apoyo mutuo a través de la música, y las mutaciones de la naturaleza que podemos otorgar a nuestro propio ser como individuos, en un entorno violento y hostil. Entre las novelas que abordan el espíritu del pacifismo ocupa un lugar relevante EL ARPA BIRMANA (Biruma no tategoto) de MIichio Takeyama, una obra de 1947 que tuvo que sortear en parte la censura de la época de postguerra en su país, editada en España por Ediciones del Viento en 2004 (trad. de Fernando Rodríguez-Izquierdo Gavala) y reeditada en 2009 en DeBolsillo.

Michio Takeyama, crítico literario quien en los años 40 traducía a Nietsche y Goethe al japonés, nos narra una historia original, muy vitalista y con un cierto toque exótico a veces, en un marco atroz de finales de la segunda Guerra Mundial, la cual se desarrolla en Birmania, en un territorio atestado de tropas japonesas que peregrinan sin rumbo claro acosadas por las fuerzas aliadas. Un país donde fallecieron más de trescientos mil japoneses. Destacan dos protagonistas en su relato, de un lado la llamada ‘compañía de las canciones’ cuyo capitán, un músico de profesión, mantiene alto el ánimo de sus hombres mediante la interpretación coral de canciones tradicionales, ya fuera en momentos de calma, ya en situaciones de riesgo frente al potencial enemigo. Esta compañía huye a través de las selvas birmanas para escapar hacia Siam desconociendo que se ha firmado el armisticio tras el alto el fuego. El otro protagonista es el cabo Mizushima quien destaca en su habilidad para tocar el arpa birmana. Entre sus destrezas, asumía el riesgo de ser avanzadilla para averiguar si existía o no peligro para la compañía a la hora de avanzar, tocando un tema musical diferente en su arpa birmana según el camino estuviera despejado o no. Finalmente la compañía es apresada. Y, ante la posibilidad de interceder y convencer a otra compañía japonesa resistente en una montaña de la inutilidad de su batalla, el cabo Mizushima es enviado a propuesta de su capitán y con la autorización del mando inglés a una misión de la que no regresa. Ante su desaparición sus compañeros anhelan su vuelta y se esfuerzan en localizarlo. Las esperanzas de la compañía crecen cuando ven a un monje birmano con gran parecido.

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Un Kindle no se estropea

No daba crédito a lo que veía en esos momentos por televisión y, simultáneamente, le invadía su memoria mientras comía después de una larga jornada de trabajo, en la cual nada había funcionado en la oficina a causa de una desconexión general de los ordenadores. Mientras terminaba de comer con apetito uno de esos guisos que generosamente le preparaba de vez en cuando su madre y que, en ocasiones, reconocía no agradecérselo suficientemente, presenciaba absorta unas imágenes del Madrid de los años 80 que le llevaban a recordar, con una leve sonrisa cómplice en los labios, su primera visita a la capital. En aquéllos años en los que su inquieta juventud le sumía en una constante curiosidad por cada detalle de las conversaciones con sus amigas, le impactó en un instante la conducta extrañamente violenta e inusual que una de sus compañeras expresó en el taxi que les llevaría a su destino. De las tres amigas que le acompañaban en ese taxi madrileño que tomó por primera vez, la más seria, la que siempre mantenía una actitud reservada, aparentemente tímida, pero de firmes convicciones morales, se dirigió expeditivamente al conductor que las miraba girando la cabeza con cierta frescura: ¡callao! Tal fue la contundencia de su voz que el taxista volvió nuevamente su mirada al frente, giró el volante y, sin decir ninguna palabra, supuestamente cabizbajo les trasladó al centro de Madrid. Nunca había visto en tal tesitura a su tímida compañera, y llegó a pensar si ese era un comportamiento eficaz ante miradas descaradas. Cuál fue su sorpresa, me confesaba mi buena amiga; que al bajarse del taxi, manteniendo aún el conductor un silencio sepulcral al devolverles el cambio del billete, levantó la vista y leyó estremecida el nombre de la céntrica plaza madrileña a donde habían llegado.

Con esa escena rememorada ante el final del guiso y sin apartar de su vista el televisor, se disponía a elegir qué postre comer de entre las frutas que su médico le recomendaba cuando, de pronto, recibe un tono en su teléfono móvil, era un mensaje de su hija que hacía un par de días se había ido de casa a la ciudad donde trabaja. “Mamá, creo ke he dejado el Kindle por encima de la cama. Guárdalo bien, porfa. Besos”. En esos momentos de confusión ante la elección del postre, y dudando de la urgencia o no de aquello que le solicitaba su hija, pues cada vez que ella decía “porfa” era como si se tratase de una cuestión angustiosa, pensó en aclarar las prisas, y le respondió: “Es por si se estropea?” Pero su hija, que siempre era un lince en el uso intensivo de los móviles, no le contestó inmediatamente. Ante este hecho inusual en su hija, dejó la fruta escogida en el plato, una pera que es más diurética según dicen, y se fue a la habitación de ella convencida de encontrarla, como siempre, destartalada, pero con estilo.

lector Kindle
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30 años de Información Juvenil en España

En el mes de enero del año 1983, hace 30 años, se celebraron las «Primeras Jornadas Nacionales de Información y Asesoramiento Juvenil” que se realizaron en Murcia y fueron organizadas por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Murcia (con Patricio Hernández de Concejal), con la colaboración de la Dirección Regional de Juventud de la Comunidad Autónoma de Murcia (entonces Ramón Ortiz era el Director), y la Dirección General de Juventud del Ministerio de Cultura (con Ignacio Quintana a la cabeza de un equipo con muchas ganas de cambio). Aquellas Jornadas se consideran como las primeras de carácter estatal y pusieron las bases de los actuales Centros de Información Juvenil (CIJ) y de lo que hoy se conoce como la Red Estatal de Servicios de Información Juvenil de España. De forma inesperada, asistieron más de cien participantes de todo el país, y recuerdo como se respiraba un ambiente inquieto, entusiasta y dinámico por conocer experiencias, por debatir sobre el “qué hacer” con y para los jóvenes.

Entonces participaron responsables técnicos de diversos niveles de la administración (central, regional y local, aunque entonces no estuvieran definidas sus competencias) junto con representantes internacionales de reconocido prestigio como el CIDJ de Paris, el CNIJ – Infor Jeunes de Bruselas, y el Informagiovani del Ayuntamiento de Turín, y sus contenidos y propuestas tuvieron un amplio impacto; entre ellos, destacaríamos el modelo organizativo y de trabajo del, entonces, denominado CIADJ creado en marzo de 1982,  actual Centro Informajoven del Ayuntamiento de Murcia, y cuyo objetivo general era en aquéllos tiempos: «Informar a los jóvenes sobre las diferentes oportunidades y alternativas existentes, a partir de las necesidades de información emergentes de su vida cotidiana».

Cuando observamos el original cartel divulgativo de estas jornadas, elaborado por el famoso fotógrafo murciano Ángel Fernández Saura, suscita toda una serie de simbolismos que reflejaban la situación de los jóvenes de aquella época, que se enfrentaban a una próxima crisis económica perteneciendo, además, a una de las cohortes de jóvenes de mayor crecimiento en toda la historia española. La dificultad de acceder a la información, la necesidad de superar muros diversos que limitaban las posibilidades reales de inserción social y laboral de una juventud que, en gran parte, había pasado bien sus años adolescentes o bien de juventud adulta en el periodo de la transición española, constituían en aquéllos años aspectos destacados de la condición social de muchos jóvenes. Lo asombroso es que, a pesar de los avances tecnológicos y la inmersión en la Sociedad de la Información, determinados componentes de esos mismos simbolismos que se exponen en el cartel, se mantienen en la actual condición juvenil.

Cartel Iª Jornadas Nacionales Información Juvenil 1983
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Todo contra todos

Diariamente nos indignamos con las sucesivas noticias de una sociedad indeseable que estrangulan nuestras limitadas expectativas de satisfacción personal ante la incertidumbre. Pero su crudeza nunca superará en malestar a quienes han perdido su trabajo o deben emigrar para conseguirlo, quienes pierden la ayuda de asistencia para la dependencia, quienes sufren la merma de la sanidad y la educación pública o quienes pierden su vivienda de toda una vida.

Ante ese cúmulo creciente de adversidades intentamos buscar una respuesta práctica o, en su defecto, localizar una forma de evadirnos, por breves momentos, pensando en otras cosas, pues no somos responsables de este desastre importado. Las vidas truncadas que se muestran en los medios alimentan la toma de conciencia del drama social pero, en otros casos, se convierte en un relato de amenazas que aterroriza y que nos lleva a expresar: “¡que no me toque a mí!

Esta crisis disparatada se refuerza en la estrategia de distribuir miedo, no sólo pobrezas. Y consigue que lo complejo y casi inabarcable de los acontecimientos, no permita una respuesta global satisfactoria del conjunto de la población. Disponemos, según B. Ortín de mucha información,, pero esto no nos genera mayor libertad de pensamiento, sino más desasosiego. Confiamos en dominar nuestro pensamiento libre pero ello no es tarea fácil, deberíamos ser capaces de manejarnos dentro de la contradicción paradójica. Y ello implica tener al menos tres alternativas de conducta. Es decir, de manejar la defensa de una posición, de defender la contraria y la consecuencia dialéctica entre ambas. Pero lo que se nos expone cotidianamente provoca contradicciones fragmentadas que oscilan entre dos escenarios de conducta muy distintos.

IMGP4768 por Gabriel Navarro Carretero
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El futuro de la juventud

NAU XXI es un Centro Cultural en el cual, a iniciativa de la Universidad de Valencia, se pretende contribuir al debate social mediante ideas innovadoras sobre los problemas actuales, donde un grupo de docentes y especialistas comienza identificando un problema relevante y presentan un informe que se hace público en su portal web.

El más reciente trata sobre el “El futuro de la juventud. Una reflexión sobre los y las jóvenes en un contexto de cambio y crisis” , presentado el pasado día 12 de febrero. Y en sus contenidos se destaca como la desesperanza, impotencia o desilusión son adjetivos que servirían para describir el estado de ánimo de la juventud española y de sus familias ante la gravedad de la situación económica actual. Según datos del 2º trimestre de 2012, la tasa de paro de los jóvenes menores de 25 años es del 53,3%, duplicando la del conjunto de la población (24,6%) y triplicando la de las personas de más de 55 años (16,8%). Como se ha señalado en otras ocasiones, para los jóvenes estar sin empleo y sin perspectivas futuras de encontrar trabajo no solo tiene repercusiones económicas, sino también de índole psicológica.

IMGP5098

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