Última actualización el 2013/03/01
En el mes de enero del año 1983, hace 30 años, se celebraron las «Primeras Jornadas Nacionales de Información y Asesoramiento Juvenil” que se realizaron en Murcia y fueron organizadas por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Murcia (con Patricio Hernández de Concejal), con la colaboración de la Dirección Regional de Juventud de la Comunidad Autónoma de Murcia (entonces Ramón Ortiz era el Director), y la Dirección General de Juventud del Ministerio de Cultura (con Ignacio Quintana a la cabeza de un equipo con muchas ganas de cambio). Aquellas Jornadas se consideran como las primeras de carácter estatal y pusieron las bases de los actuales Centros de Información Juvenil (CIJ) y de lo que hoy se conoce como la Red Estatal de Servicios de Información Juvenil de España. De forma inesperada, asistieron más de cien participantes de todo el país, y recuerdo como se respiraba un ambiente inquieto, entusiasta y dinámico por conocer experiencias, por debatir sobre el “qué hacer” con y para los jóvenes.
Entonces participaron responsables técnicos de diversos niveles de la administración (central, regional y local, aunque entonces no estuvieran definidas sus competencias) junto con representantes internacionales de reconocido prestigio como el CIDJ de Paris, el CNIJ – Infor Jeunes de Bruselas, y el Informagiovani del Ayuntamiento de Turín, y sus contenidos y propuestas tuvieron un amplio impacto; entre ellos, destacaríamos el modelo organizativo y de trabajo del, entonces, denominado CIADJ creado en marzo de 1982, actual Centro Informajoven del Ayuntamiento de Murcia, y cuyo objetivo general era en aquéllos tiempos: «Informar a los jóvenes sobre las diferentes oportunidades y alternativas existentes, a partir de las necesidades de información emergentes de su vida cotidiana».
Cuando observamos el original cartel divulgativo de estas jornadas, elaborado por el famoso fotógrafo murciano Ángel Fernández Saura, suscita toda una serie de simbolismos que reflejaban la situación de los jóvenes de aquella época, que se enfrentaban a una próxima crisis económica perteneciendo, además, a una de las cohortes de jóvenes de mayor crecimiento en toda la historia española. La dificultad de acceder a la información, la necesidad de superar muros diversos que limitaban las posibilidades reales de inserción social y laboral de una juventud que, en gran parte, había pasado bien sus años adolescentes o bien de juventud adulta en el periodo de la transición española, constituían en aquéllos años aspectos destacados de la condición social de muchos jóvenes. Lo asombroso es que, a pesar de los avances tecnológicos y la inmersión en la Sociedad de la Información, determinados componentes de esos mismos simbolismos que se exponen en el cartel, se mantienen en la actual condición juvenil.
Estas jornadas fueron una consecuencia lógica del trabajo realizado en nuestro centro, que se diseñó a partir de una idea traída de París por Pilar Almela, de los contactos establecidos con otras Concejalías de Juventud que emprendían su marcha en la creación de servicios e infraestructuras para jóvenes, y de la necesidad de intercambiar ideas y propuestas de colaboración de forma que nos permitiese mejorar y consolidar este proyecto. Y también fue resultado de otras transformaciones que se daban en la administración central, como la puesta en marcha del germen del INJUVE, y el compromiso y la voluntad política del gobierno español de superar la anterior estructura de las Oficinas de Información Juvenil pre-democráticas.
Eran los tiempos de las primeras experiencias locales, donde ayuntamientos con concejalías de juventud dinámicas desarrollaban iniciativas directas en Política de Juventud, y los modelos referentes en los que se basaban eran el francés por su larga trayectoria en servicios a jóvenes, y el italiano por la implicación destacada de los ayuntamientos en su ejecución. Estas propuestas ocurrían en el marco de un largo proceso de transferencias en materia de juventud a las Comunidades Autónomas, y una ambigüedad respecto a las competencias para las administraciones locales en este ámbito, que se mantiene actualmente en gran medida (y cuyo futuro está hoy en vilo). Y sirvieron, además, para promover algunos convenios de colaboración inter-administraciones que determinaron el consiguiente papel diferenciado y complementario sobre información juvenil que ahora presentan las instituciones competentes. En aquél año surgen, también, las primeras reuniones de la Comisión de Juventud de la FEMP, se crea del INJUVE y se lanzan los preparativos del Primer Coloquio Europeo de Centros de Información Juvenil que se organizó en París, con motivo del Año Internacional de la Juventud, en el cual tuve el honor de participar en representación de nuestro país.
En estas jornadas se observa que la necesidad de coordinación constituye uno de los ejes primordiales para cualquier proyecto de estructuras de información juvenil junto con otro eje, igualmente esencial, la autonomía de acción de las instituciones públicas.
Los Objetivos que se planteaban en ellas eran:
.- Iniciar un debate sobre la información y el asesoramiento juvenil en nuestro país.
.- Debatir un posible modelo institucional par los CIJ públicos
.- Establecer una coordinación entre los organismos y personas que trabajan en el ámbito juvenil.
Los temas que se abordaron en ponencias fueron: Juventud e Información, Los C.I.J. y la Administración, Asesoramiento Juvenil
Era una época tremendamente animada, los ayuntamientos hacían notables esfuerzos por incorporar en su misión la atención de los jóvenes de forma similar a lo que se desarrollaba en otros países europeos. Y emergían entonces propuestas de calado que fueron un referente esencial en las Políticas de Juventud como las primeras Casa de Juventud, o como es el caso del “Projecte Jove” del Ayuntamiento de Barcelona. En ese mismo año se inician las reuniones de la Primera Coordinadora de Oficinas y Centros de Información y Documentación de Juventud. Y en noviembre 1983 se llevó a cabo la firma de Convenio en materia de Información Juvenil entre el Ministerio de Cultura, la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y el Ayuntamiento de Murcia, en el cual se describían las diferentes competencias en este ámbito para cada una de las administraciones públicas, y los mecanismos de interacción. Este convenio supuso un instrumento importantísimo de cara a la configuración posterior en todo el estado español del modelo de coordinación entre administraciones.
Entre otras afirmaciones, en dichas Jornadas de 1983 se definió lo siguiente: “Una información rigurosa, diversificada y descentralizada, entendida como patrimonio de la sociedad….., juega un papel básico de cristalización de los grandes valores (libertad, pluralismo, justicia e igualdad), porque ofrece elementos indispensables para el conocimiento de la realidad social en la que se está inmerso”.
En la trayectoria de los Centros de Información Juvenil (CIJ) en España, desde entonces, observamos cambios sustanciales vinculados a las transformaciones de nuestra sociedad. De un periodo de desarrollo de competencias durante el final de los años 80, donde se crea ERYICA y la Comisión Interministerial de Juventud y comienza la regulación de los CIJ en las Autonomías, se pasó a una fase, en los años 90, donde la exigencia de calidad y recursos se enfrentó a un aumento notable de costes económicos frente al voluntarismo del periodo anterior. Y surge ya la necesidad de una “mentalidad reticular” como aspecto clave en la gestión y coordinación de los CIJ, y como consecuencia de los cambios tecnológicos, que revolucionan y superan en la práctica el modelo de funcionamiento inicialmente diseñado en los 80
Después vendrían la aprobación de la Carta Europea de Información Juvenil, y el Primer Plan Integral de la Juventud de ámbito nacional, entre otros muchos hitos en la historia de las Políticas de Juventud en España. Así hasta llegar a los últimos XIV Encuentros Estatales de Información Juvenil celebrados en 2010.
En todo este largo recorrido hemos atravesado momentos críticos en los que se ponía en cuestión la necesidad de los CIJ como servicio estable para los jóvenes, y muchos creemos, al igual que ERYICA, que hoy más que nunca son fundamentales esta clase de servicios de información generalista dirigida a jóvenes. Nuestro papel mediador, ante el impresionante aumento de fuentes informativas y la velocidad y cantidad de información que se genera, y la conveniencia de canalizar a través de las TIC y de las plataformas de redes sociales la atención a las consultas de los jóvenes, se convierten en un argumento trascendental de apoyo y consolidación de los servicios de información juvenil.
Cuando intento recordar las sensaciones vividas en aquéllas jornadas, tengo la impresión de que no éramos muy conscientes de las repercusiones y los efectos que tendrían posteriormente en el desarrollo y evolución de los CIJ y Puntos de Información Juvenil en España, que de los 10 centros iniciales en 1983 después llegaron en 2006 a superar los 3.000. Era mayor nuestro afán por aprender de otros, de conocer experiencias y puntos de vista dispares, con el fin de adecuar, en la medida de lo factible, esas reflexiones e intercambios a las necesidades concretas que nos presentaban los jóvenes de nuestra ciudad. Ese espíritu de aprendizaje permanente y de adaptarnos constantemente a las necesidades de nuestros jóvenes, ha constituido la razón fundamental de nuestra misión. En ese contexto, el paso que muchos de nosotros dimos de manejar las antiguas máquinas de escribir “Olivetti” a utilizar intensamente los recursos contemporáneos de las TIC, Internet, y las plataformas de gestión de redes sociales ha sido enorme.
Son muchas las personas que han cooperado de manera decidida en el desarrollo de estos servicios públicos dirigidos a la juventud, pero creo que muchos de nosotros estamos en deuda con profesionales y funcionarios que en los primeros momentos de incertidumbre, en los que no era fácil conocer cuál debería ser el curso adecuado en el desarrollo de estos servicios públicos en una administración por regenerar en su totalidad, apostaron fuertemente por su impulso en aquéllos primeros años 80. Entre muchos colegas de varias administraciones debo nombrar a Francisco Cánovas y, muy especialmente, a Juan Sáez Marín, quien fuera durante un largo periodo el Jefe del Servicio de Documentación y Estudios de la Dirección General de Juventud (y posteriormente INJUVE), investigador incansable y que siempre nos animaba a todos nosotros a ser profundamente profesionales y a estudiar con rigor y a escuchar las necesidades de los jóvenes a quienes nos dirigimos, lamentablemente nos abandonó pronto.
En ocasiones anteriores hemos podido celebrar algunos aniversarios significativos de aquéllas Jornadas singulares, como fue el caso del Encuentro 2003 de CABUEÑES «20 Años de Información Juvenil en España: retos en la sociedad de la Información”. O el Encuentro Conmemorativo del 25 º ANIVERSARIO DE LAS PRIMERAS JORNADAS NACIONALES DE INFORMACIÓN Y ASESORAMIENTO JUVENIL (Murcia, abril de 2008); en cuyos enlaces se puede acceder a las presentaciones y ponencias que analizaban o describían la situación de esos momentos, y muchas de las cuales continúan teniendo especial vigencia.
Estas ideas y buenas sensaciones, aparecen en un momento actual bastante lamentable, donde destaca un debilitamiento significativo de las políticas de juventud en nuestro país, y en la falta de consolidación de muchos puestos de trabajo de colegas de los Centros de Información Juvenil. Sirva este recuerdo y la constancia de la necesidad de estos servicios públicos para los jóvenes, de estímulo y de referente para garantizar su continuidad y su mejora.
NOTA FINAL, os dejo un documento también histórico que elaboramos ese mismo año 1983: CIADJ (Centro de Información, Asesoramiento y Documentación juvenil), donde explicábamos nuestra estructura de funcionamiento, la primera Clasificación temática que adaptamos de nuestros colegas franceses, y el primer documento sobre el perfil de los informadores juveniles que tuve el placer de elaborar junto a Mª Dolors Oliva i Urbizu , Jefe del Servicio de Documentación y Estudios de la Dirección General de Juventud de la Generalitat de Cataluña, Montse Borrás, Jefe de Servicios Sectoriales del Área de Joventut del Ayuntamiento de Barcelona, y Marta Gómez del SIPAJ.
Hola Gabriel:
Muy buen artículo, estuve en el XX aniversario en Cabueñes y varias veces en Mollina, es una pena que ahora no existan esos espacios de encuentro, reunión y trabajo, hacerlo por la Red, esta bien, pero nos falta un poco del contacto humano.
Un abrazo y sigue al pie del Cañón.
César Fuertes
PIJ La Bañeza
Mucho antes de que se puesiera de moda el termino «redes sociales» asociado al uso de interntet, mucho antes de que hubiera internet… la red de Centros de Información Juvenil funcionaba de la misma forma: intercambio de informacion, de saberes, optimización en la difusion del conocimiento. Siempre ha sido una RED SOCIAL intentando tejer un soporte de ayuda a la juventud. Siempre ha sido util, versatil, adaptativa..y sigue siendo imprescindible para los jóvenes de una de las épocas mas complejas de la historia.
Muchas gracias, Gabriel por el artículo
[…] un significado especial, ya que la Red española de Servicios de Información Juvenil, #REDSIJ, cumple 30 […]