No sería erróneo hablar de una compulsión a fotografiar: a transformar la experiencia misma en una manera de ver. En lo fundamental, tener una experiencia se transforma en algo idéntico a fotografiarla, y la participación en un acontecimiento público equivale cada vez más a mirarlo en forma de fotografía.
Susan Sontag
Una nueva edición de FotoGenio en Mazarrón, la 7ª en 2013 (que ha lanzado en Twitter el hashtag: #fotogenio ), nos ha permitido disfrutar de grandes maestros de la fotografía, conocer la obra de profesionales y aficionados que nos participan su paisajes y sus visiones de su entorno con sus perspectivas particulares y suscitar, no sólo el interés por avanzar en la investigación y en la práctica de la fotografía, sino también, y muy especialmente, la reflexión sobre su sentido social, su aspecto más terrenal y humano, además de su componente artístico y metafórico que siempre nos provocará multitud de miradas sobre nuestra realidad. Expreso a continuación mis visiones, impresiones y reflexiones que más me han impactado en esta edición.
Una de las intervenciones de mayor creatividad artística (conforme a una concepción amplia de las opciones en los procesos de creación) en esta edición de FotoGenio, ha sido la de Ilan Wolf . Parte de su labor en la explotación de la técnica de “cámara obscura”. Y nos habla de la versatilidad del fotograma, y de su versión particular basada en su experiencia en el uso de diversas fuentes de energía, nos llama la atención con el vocablo de “calorigrama” cuando menciona, entre otros, los efectos de la arena en su generación y del uso de la luna como fuente de luz para generar imágenes sutiles y creativas, denominando esta singular técnica: “lunagrama”, para confesarnos que: “La noche es mi laboratorio”. En su práctica, la fotografía se convierte en una aventura colaborativa de un grupo de gente, donde juega la unión del cuerpo humano y la naturaleza.
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