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Etiqueta: política

Comprender lo que votamos #28A

Los mensajes de las campañas electorales que observamos entre varios líderes políticos podrían sugerir que los ciudadanos no tienen la capacidad suficiente para adoptar y entender un programa político cuyas propuestas, en su conjunto, implican siempre aspectos complejos para lograr su ejecución y conseguir sus objetivos. Sabemos que la mayor parte de la población está expuesta habitualmente en los medios de comunicación a programas de entretenimiento en los que destacan opiniones frívolas e insustanciales, frente a debates de carácter ideológico y análisis detallados que permitan formarnos una opinión amplia para conocer en profundidad un programa político.

Esta clase de mensajes reiterados que se transmiten por los medios provoca que sea, aparentemente, más fácil juzgar al candidato que al programa de medidas de un partido político. Sin embargo, el único referente oficial y público que debemos observar y evaluar en su aplicación durante el mandato o el ejercicio de su tarea como representantes del pueblo, es el programa de cada formación política. Ello no obsta para que en los contenidos de cada programa puedan introducirse, también, propuestas que no respondan a un mínimo análisis de su posible aplicación. Pero es la única base sobre la que podremos comparar y deliberar como ciudadanos la acción futura de nuestros representantes.

Nos encontramos en un contexto mediático y consumista donde prima el culto a la belleza y al postureo o bien la ocurrencia de turno, frente a la figura del intelectual relegada a remotos escenarios elitistas, donde el artificio de las vidas de supuestos famosos se convierten en el pilar de los medios para distraer a la gente de los verdaderos problemas y preocupaciones que nos conciernen; en donde los bajos niveles de lectura y actividad cultural y alto abandono escolar son un grave síntoma del deficiente desarrollo de nuestra sociedad; y donde el pensamiento crítico se considera a menudo una herramienta del diablo, por ello no es difícil estimar cuáles sean los niveles de comprensión que pueden forjar muchos ciudadanos sobre los diversos contenidos de los programas políticos.

Charla en la Plaza de La Merced. Foto: Gabriel Navarro
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El 10% y la ignorancia pluralista

Entre las incógnitas sobre qué conducta social adoptan los ciudadanos frente a los cambios sociales que surgen ante condiciones insatisfactorias, o frente a las diversas opciones políticas que aparecen en un momento dado como alternativas a los modelos tradicionales, destacan dos aspectos: por un lado, la complacencia por una mayoría de la población que continúa eligiendo a quienes ejecutan políticas que afectan negativamente a su propio bienestar, por otro,  el potencial efecto multiplicador de ideas novedosas que son defendidas por colectivos minoritarios en el escenario político.

Sin duda hay muchos ciudadanos que, independientemente de cómo les afecte personalmente la gestión del partido político que han votado, volverían a elegirlo al coincidir con su ideología y sus mensajes. Pero también hay una gran cantidad de sujetos cuya conducta electoral viene determinada por la presión social de su entorno, por la necesidad de pertenencia al colectivo ganador y de identidad con su comunidad más próxima, a pesar de las dudas en las que se vea inmerso; o bien perciben este panorama con tal ambigüedad, que deciden abstenerse de votar o de participar en dirección contraria. Son procesos de acomodación muy humanos que, en parte, responden a lo que algunos sociólogos denominan efecto de “ignorancia pluralista”, como consecuencia de la deficiente interpretación del espectador de un suceso, causada por la confianza en lo que hacen o dicen los demás aún cuando nadie sabe realmente lo que está pasando.

Conectando en la Plaza del Ayuntamiento. Foto: Gabriel Navarro
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Conceptos básicos sobre Gobierno Abierto

El impacto social de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) constituye con seguridad uno de los cambios más intensos producidos en toda la sociedad a nivel global. Las posibilidades y la versatilidad de usos que podemos aplicar en el manejo de múltiples dispositivos móviles y la inmersión de nuestras vidas cotidianas en la Red Internet es tal y con constantes modificaciones, que nos es difícil pensar en los límites que pudieran presentarse. Es más, la opinión más generalizada se apoya en una visión optimista de las potencialidades que ofrecen las TIC –en un sentido amplio- de cara a la mejora del desarrollo humano y económico.

Estos dispositivos y las funcionalidades que nos facilitan, provocan modificaciones sustanciales en nuestras formas de comunicación social y de relacionarnos con las personas de nuestro entorno próximo y lejano (espacialmente) con las plataformas de redes sociales. Hasta el punto de que el tránsito habitual entre nuestro mundo virtual y el mundo real es cada vez más imperceptible. Tal y como expresa Pierre Levy[1], lo virtual no es lo contrario de lo real, lo contrario de lo real es lo irreal. Lo virtual es la otra cara de la moneda de lo real. Bajo este marco emerge lo que se denomina por Manuel Castells como  sociedad red : una nueva morfología social marcada por el informacionalismo y la globalización, en la que la unidad básica es la red, los nodos y las relaciones cambiantes entre ellos.

En este contexto, el uso que hagamos de los dispositivos TIC y de nuestros servicios de redes sociales puede oscilar entre acciones de cooperación con otros sujetos, diversas formas de compartir con grupos hacia los que sentimos afiliación, opciones de colaboración con organizaciones sociales o con las administraciones públicas de cara a la mejora de nuestro entorno o de nuestra condición social, o bien, un uso inadecuado de estos dispositivos afectando a la intimidad de las personas con quienes nos relacionamos, o incluso, como herramienta de acoso o de agresión moral. Así pues, un aspecto a destacar en este intensivo proceso de cambios tecnológicos que influyen en la configuración actual de la ciudadanía, se refiere al carácter del valor de uso que hagamos de los dispositivos TIC y las plataformas de redes sociales.

Que haceis con mi futuro (foto: Gabriel Navarro)
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