Afrontamos nuestros proyectos de viaje como si apostáramos parte de nuestra vida en su ejecución, proyectamos deseos a veces insondables, y dejamos un hálito de esperanza de cara a encontrar satisfacciones en las sorpresas que nos pueda deparar sus acontecimientos.
Este verano he disfrutado en agosto, junto con otros 56 caminantes, de un estimulante y placentero viaje por un tramo del denominado Camino Francés del conocido Camino de Santiago , generosamente organizado por nuestros entrañables amigos Lola Martín y Esteban Jiménez en el marco de los viajes del grupo «Yoguis en el camino» de Cartagena.
Siempre tuve mis dudas y marqué distancias con respecto a esta clase de rutas jacobeas de notable contenido turístico como es el Camino de Santiago, pero ya me transmitieron amigos de este grupo lo genial que fue su anterior viaje por la ruta portuguesa y, junto a mi gusto por el senderismo y la fotografía de paisajes, me animé a participar en un trayecto por Navarra que rebosa una impactante belleza natural descendiendo desde los Pirineos hasta la ribera del Ebro.
He gozado con todas las marchas, algunas veces duras, y con unos senderos y entornos naturales de ensueño que también me llevan a reflexionar sobre los significados del Camino y las sensaciones que este viaje me ha producido, aparte de convivir con un grupo amable de compañeros y compañeras de caminatas.
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