En el mes de enero del año 1983, hace 30 años, se celebraron las «Primeras Jornadas Nacionales de Información y Asesoramiento Juvenil” que se realizaron en Murcia y fueron organizadas por la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Murcia (con Patricio Hernández de Concejal), con la colaboración de la Dirección Regional de Juventud de la Comunidad Autónoma de Murcia (entonces Ramón Ortiz era el Director), y la Dirección General de Juventud del Ministerio de Cultura (con Ignacio Quintana a la cabeza de un equipo con muchas ganas de cambio). Aquellas Jornadas se consideran como las primeras de carácter estatal y pusieron las bases de los actuales Centros de Información Juvenil (CIJ) y de lo que hoy se conoce como la Red Estatal de Servicios de Información Juvenil de España. De forma inesperada, asistieron más de cien participantes de todo el país, y recuerdo como se respiraba un ambiente inquieto, entusiasta y dinámico por conocer experiencias, por debatir sobre el “qué hacer” con y para los jóvenes.
Entonces participaron responsables técnicos de diversos niveles de la administración (central, regional y local, aunque entonces no estuvieran definidas sus competencias) junto con representantes internacionales de reconocido prestigio como el CIDJ de Paris, el CNIJ – Infor Jeunes de Bruselas, y el Informagiovani del Ayuntamiento de Turín, y sus contenidos y propuestas tuvieron un amplio impacto; entre ellos, destacaríamos el modelo organizativo y de trabajo del, entonces, denominado CIADJ creado en marzo de 1982, actual Centro Informajoven del Ayuntamiento de Murcia, y cuyo objetivo general era en aquéllos tiempos: «Informar a los jóvenes sobre las diferentes oportunidades y alternativas existentes, a partir de las necesidades de información emergentes de su vida cotidiana».
Cuando observamos el original cartel divulgativo de estas jornadas, elaborado por el famoso fotógrafo murciano Ángel Fernández Saura, suscita toda una serie de simbolismos que reflejaban la situación de los jóvenes de aquella época, que se enfrentaban a una próxima crisis económica perteneciendo, además, a una de las cohortes de jóvenes de mayor crecimiento en toda la historia española. La dificultad de acceder a la información, la necesidad de superar muros diversos que limitaban las posibilidades reales de inserción social y laboral de una juventud que, en gran parte, había pasado bien sus años adolescentes o bien de juventud adulta en el periodo de la transición española, constituían en aquéllos años aspectos destacados de la condición social de muchos jóvenes. Lo asombroso es que, a pesar de los avances tecnológicos y la inmersión en la Sociedad de la Información, determinados componentes de esos mismos simbolismos que se exponen en el cartel, se mantienen en la actual condición juvenil.
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