En un interesante estudio publicado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud titulado: “Jóvenes y Valores. Un ensayo de tipología” (1), se muestra un panorama de valores entre los jóvenes que es consecuencia de la condición social actual de la juventud, junto a unas ilustrativas tipologías que los agrupan distintamente. En él se afirma que los jóvenes entre 15 y 24 años de edad se vuelven más proactivos e implicados en lo común y mucho más preocupados por el orden y la seguridad. Les importa sobretodo aquello relacionado con su ámbito personal: amigos y personas en quien confiar, tener unas buenas relaciones familiares, ganar dinero o tener éxito en el trabajo. Para sus autores, resulta significativo que el 63,4% manifieste que tiene muy alta importancia el tener un trabajo “sea como sea”, en cualquier circunstancia y condición.
Los valores postmaterialistas (preeminencia de bienestar colectivo y de realización, frente a lo individual y material) crecen más en comparación con lo observado en investigaciones pretéritas (2). Además, muestran una auto-imagen identificada con valores deseables individualmente y rasgos positivos. Los jóvenes parados se orientan más hacia valores materialistas y de satisfacción personal, y valoran menos lo público institucional. Y, a mayor nivel de estudios, más importancia a la dimensión social y colectiva. Parece haber aumentado la tolerancia respecto a aspectos de la moral privada (aborto, adopción por homosexuales). Pero el ítem que más incrementó su admisibilidad, aun con discrepancias entre diferentes tipologías, es la aplicación de la pena de muerte por delitos graves. Expresando, probablemente, una mayor intolerancia frente comportamientos que agreden la seguridad colectiva.
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