Capitalismo cultural y políticas de emergencia. Conversando con Fernando Broncano

En el marco de las actividades promovidas por Cartagena Piensa, hemos tenido la grata oportunidad de escuchar e intercambiar ideas y reflexiones con Fernando Broncano, uno de los filósofos más relevantes del panorama español. El pasado día 14 de febrero nos ofrecía una interesantísima conferencia-coloquio: De la construcción social de la cultura a la construcción cultural de la sociedad, en la que abordó el conflicto cultural y las interacciones constantes entre la acción cultural y la configuración que los seres humanos efectuamos de lo social y las influencias e intervenciones que la sociedad, como producto cultural, ejerce en nosotros.

De entre el conjunto amplio de temas que Broncano fue desmembrando para intentar comprender esta interacción y conflicto permanente entre sociedad y cultura, aparecen varios conceptos que nos animaron a plantear diversas cuestiones en el coloquio y a dejar abierta la posibilidad de continuar reflexionándolos y cuestionándolos en el futuro con otros, conversando abiertamente entre todos quienes lo deseen; algunos de los cuales comento a continuación.

Uno de los ejemplos de cómo nuestra sociedad es un producto cultural y es producto de nuestras conductas de interrelación –en las que juegan también su papel las ideas y normas culturales que hemos aprendido-  se observa en lo que se denomina Economía de la Atención. Frente a la concepción tradicional de la economía de bienes y productos, para Javier de Rivera, el giro conceptual consiste en considerar a la información como un sujeto que consume atención humana. En este sentido, son las informaciones las que compiten por la atención humana. El concepto de economía de la atención se refiere al momento en que los mensajes están a espera de ser reanimados por la conciencia de los receptores. Es algo que adopta cada vez más importancia, dadas las características de la comunicación on-line y la facilidad para generar contenidos (tanto los publicistas o productores de bienes, como nosotros los ciudadanos).

"Conversando en la noche templada del puerto"

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