Cada vez son más los casos de mujeres jóvenes que llegan a los centros de la mujer y a los programas de las asociaciones para ser atendidas por violencia de género, lo observamos en el trabajo con jóvenes y nos lo confirma Mª Jesús Girona, presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, asegurando que las conductas machistas están muy presentes en los adolescentes, a quienes les cuesta identificar estos comportamientos como violencia.
La violencia de género entre los jóvenes se ha transformado, hay conductas agresivas pero predominan las de carácter psicológico: mediante seguimientos, acoso, control sobre dónde está la persona, o la ropa o el maquillaje y si habla con alguien. Aspectos vinculados a los celos, que van en aumento. Y los dispositivos tecnológicos y las redes sociales se utilizan como artefactos de control, manipulación y vigilancia. “Ya hay hasta un dispositivo en los móviles que te permite saber dónde está tu pareja en cada momento”, señala Girona.
Algo que no entienden fácilmente los jóvenes es que antes de la violencia física hay otra psicológica, y que cuesta erradicarla por su dificultad de identificarla. Las adolescentes hacen suyo el modelo de amor romántico que se vende en la sociedad: el hombre es dominante y la mujer sumisa. Como expresa el antropólogo Ashley Montagu [i] “al amor se le ha atribuido una significación ritual, pero casi nunca ha expresado su significado real como compromiso en el sentido de algo que se practica, de algo que es parte de nuestro comportamiento diario”.
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