Hablando sobre el #20D entre antiguos compañeros de bachiller
por: Gabriel Navarro

Hace más de 40 años un grupo de alumnos del primer Bachiller de Letras que se inició en el Instituto de Enseñanza Media Isaac Peral de Cartagena tuvimos la oportunidad de conocer la cultura romana y helénica en el marco de las clases de Latín y de Griego. Sin duda, algunas de aquéllas clases nos pudieron parecer más o menos atractivas o pesadas, pero entre los buenos profesores que nos enseñaron hubo quienes se esforzaron en transmitirnos ciertos aspectos de la antropología y el contexto social de la sociedad, de los debates y las batallas políticas de aquéllas antiguas épocas para facilitarnos, entre otras cosas, nuestra labor de traducción de los textos clásicos.

Más allá de lo singular de estas enseñanzas, quiero pensar que uno de los efectos que nos provocó esa aproximación a las historias de poder y del ejercicio de la iniciática democracia helena, o el ejemplo del “ágora” como escenario del encuentro y la discusión entre ciudadanos, consistió en marcarnos un referente imaginario de lo que debía esperarse de una conducta moral deseable de los ciudadanos en una sociedad dada. La gran mayoría de nosotros no teníamos conciencia clara de qué era eso de ser ciudadanos, pero nos tocó vivir los últimos años de la dictadura franquista y, posteriormente, el inicio del proceso democrático de nuestro país justo cuando nos despedimos de nuestro Instituto y comenzábamos otra etapa, bien en la universidad o en otros centros educativos, o en el mundo laboral.

A pesar de nuestras notables diferencias personales, de carácter, de ideologías, de trayectorias profesionales, y de estilos de vida que cada uno de aquéllos 22 alumnos del bachiller de letras tenemos (y teníamos ya entonces), hemos mantenido un vínculo cordial, afectuoso y de enorme respeto entre todos, no exento de las complicidades propias de haber convivido en nuestra primera juventud. Cada año nos volvemos a ver, al menos una vez, bastantes de aquél grupo. Y hablamos de casi todo con un especial interés, como si no dejásemos de aprender de y con los otros. A través de whatsapp mantenemos en ocasiones un contacto más inmediato. Y una de las propuestas que emergieron hace un par de días consistía en recoger algunas de nuestras diferentes opiniones sobre las recientes Elecciones Generales del 20D de 2015.

Mi compromiso era presentar en este post algunas de las opiniones de quienes han deseado transmitirlas, guardando en todo caso la privacidad de cada sujeto. Y a continuación las expongo.

Reencuentro Isaac Peral 1968-69 a 1974-75 (2011)b

Uno de ellos expresa:

En estas elecciones generales del 20-D he votado a PODEMOS  (aquí su programa).
¿Por qué? Porque me duelen los que no pueden pagar un hipotecario a un banco que ha sido rescatado con dinero de todos, mientras que la banca y sus accionistas se forran; porque muchos de los que han sido ministros en los gobiernos de PP y PSOE se «colocan» tras la política en las grandes empresas de electricidad, de gas o de lo que sea a las que han beneficiado previamente; porque, hablando de electricidad, parece mentira que Alemania invierta más en energía solar y renovables que España; porque quiero una radio y una televisión públicas que formen con sabiduría, informen con objetividad y entretengan con inteligencia; porque quiero que vuelvan los emigrados que quieran volver y que se encuentren a su regreso con un país que les reconozca generosamente su valía; porque quiero una apuesta seria y poliédrica por la cultura…

Son muchas las razones y me parece que PODEMOS es un joven partido con gente que de verdad, que honradamente quiere cambiar lo que no nos gusta a tantos. Y si no lo hacen bien y me decepcionan, en la próxima convocatoria votaré a otro partido que tal vez me convenza,… que así es como funciona esto de la democracia.

Otro de mis compañeros señala:

Mis impresiones sobre los resultados son contradictorias.
Por una parte está muy bien terminar con el bipartidismo e inaugurar una nueva etapa en clave de pactos, renuncias y concesiones al otro, …. , en definitiva, política de ajuste fino, encajando ideas e intereses contrapuestos.

Por otra, la ausencia de mayorías bien definidas y la pérdida de poder del PP pueden acentuar desequilibrios como la caída de la inversión y el incremento de la prima de riesgo, con el consiguiente incremento del coste de la deuda. El PP esta teledirigido por la élite extractiva del IBEX35 ; los poderes financieros procuraran enseñar los dientes de «los mercados» ante cualquier operación política que suponga una verdadera amenaza para sus intereses.

Mi opción ha sido el voto a CIUDADANOS (aquí su programa). Los motivos son diversos y muy meditados. En primer lugar el descarte inicial de determinadas opciones. Me refiero a PP y a Podemos. Ninguno es el partido de las clases medias; el PP ha cargado la factura de la crisis sobre los hombros de la clase media con una política fiscal diseñada a la medida del gran capital. Por no hablar de su faceta «pútrida». Podemos desconoce los más elementales fundamentos del funcionamiento del capitalismo moderno. Muestra una ignorancia casi «naif» en multitud de aspectos que atañen a cuestiones económicas. Es populismo académico y tv-show, con ideas caducas y recetas imposibles…..

El PSOE es el reino de la mediocridad (Susana es patética) y ha querido retomar la socialdemocracia sin saber muy bien cómo encaja en un contexto de enormes dificultades para llevar a cabo esas políticas ( la deuda, un tejido productivo de muy baja calidad..) sin mostrar ninguna solidez ni equipo alguno en ese terreno . Eso por no hablar de su» faceta putrida».

Por último, lo que yo destacaría de C,s y lo que ha decidido mi voto han sido las recetas que propone Garicano; en mi modesta opinión se trata de un académico de una gran capacidad que coincide en los análisis de los desequilibrios y de las debilidades de nuestra economía y nuestro sistema político , con PSOE , en incluso con Podemos ; sus críticas a las políticas energéticas, al capitalismo de amiguetes del Ibex/la castellana/palco del R.Madrid …, o al funcionamiento «amañado» de los reguladores económicos son durísimas y sumamente certeras. Sin embargo, sus recetas son muy distintas y me parecen sumamente acertadas.

Otro de nuestros compañeros manifiesta:

Estoy contento porque voté a PODEMOS y veo que ¿sí se puede?

Ahí va mi reflexión: es tiempo de oportunidades para este país porque la política ha vuelto a la ciudadanía y creo que vamos a asistir por primera vez a deliberación políticas informadas que deben llevarnos a grandes acuerdos sobre los temas pendientes, que estaban taponados y empezando a pudrirse:

– Cataluña y la articulación territorial de estado plurinacional
– Los derechos sociales y su constitucionalización
– La participación social en las instituciones políticas más allá de la patrimonialización de la casta política, sindical y empresarial
– El papel de la izquierda y el encorsetamiento en discursos apriorísticos
– Y, sobre todo, la vuelta de la ilusión transformadora a la juventud.

¡Sí, claro que se puede!

Otro de mis compañeros ha entrado bastante a fondo en su análisis:

He votado para el Congreso al PP  (aquí su programa). Y en la lista para el Senado a un senador del PP. El resto en blanco. Mis impresiones sobre la situación, son rápidas y como las de cualquiera son sólo parte de una verdad que nadie tiene totalmente. Son, por supuesto matizables, pero están dichas de buena fe:

Muchos partidos y un panorama nuevo. Esto es malo porque dificulta la estabilidad, y la estabilidad es esencial. Pero también es bueno porque obligará a hablar, tener en cuenta sensibilidades diversas y llegar al máximo común divisor defendible por una gran mayoría, incluso de partidos distintos.
Esperanzador porque, por una vez, es posible que se pongan proyectos y actuaciones concretas, y no intereses de partido y nombres, encima de la mesa. ¿Propuestas? Las de siempre, aunque se vistan de distintos colores. Se habla sólo de nombres y de ilusiones en abstracto, pero poco de proyectos concretos.

¿Qué proyectos y actuaciones? Digo algunos de los míos, que lamentablemente NINGÚN partido ha mencionado, ni está dispuesto a defender con fuerza, y que TODOS obvian de una forma más o menos sigilosa. (Hago aquí una brevísima relación de los apartados que trata este compañero, para no extender mucho el contenido).

 Independencia del Poder judicial y de los Servicios de Intervención
 Organización y reducción de la estructura político administrativa del país.
Propongo algunas ideas:
Funcionarios y empleados públicos.
Políticos.
Sistema sindical.
Cataluña. Estructura federal y reforma de la Constitución. ¿De qué estamos hablando?
Corrupción.
 Muy importante. Atender al débil.

Como a mí me preocupan sobre todo cosas como las que acabo de expresar, y me importan poco las personalidades, y admiro poco ese mundo, por lo menos de momento, comprenderéis que todos los discursos que oigo sean, para mí, bastante vacíos; están constituidos por una serie de eslóganes que para que puedan ser retransmitidos y puedan enardecer al público propio tienen que ser ramplones, facilones. Nada de pensamiento, que se convierten en aburridos. Así, las campañas son, indefectiblemente y por más que algunos grupos quieran vestirlas de seda, lo mismo de lo mismo: una sucesión de frases fáciles y de descalificaciones, cuyo mejor momento suele ser el día en que terminan. En este país, además, hay elecciones cada cinco meses, (generales, europeas, autonómicas y locales de régimen común, y luego la sucesión morcillera de elecciones autonómicas de “pata negra” de chichinabo). Total, un peñazo lamentable. Por cierto: ¿no sería una buena idea juntarlas y, una vez terminadas, todo el mundo a trabajar? ¿Es que la gente es imbécil y si vota el mismo día varias cosas se va a equivocar? ¿Qué quiere decir eso de que hace falta una campaña propia para una autonomía, al precio que nos salen? Dígame lo que tenga que decirme, que no soy idiota, voy un día, voto las generales, las autonómicas y las locales, ya a funcionar. Que la comida viene de funcionar, no de estar todo el día con la cabeza como un bombo, y visto lo visto lo que cada uno tiene que decir se entiende rápido. Repito: que la gente no es idiota.

Sobre cada partido:

PARTIDO POPULAR. Ha pagado las facturas: las de lo mal hecho y las de lo bien hecho.
La corrupción le cuesta al PP el triple de votos que al PSOE, (¿cuál es la situación en Andalucía?; ¿en qué posición está el PSOE para garantizar más integridad moral que el PP, sobre todo para garantizárnosla a los que sabemos de dónde viene una gran parte de los nombres, y lo que han tenido que callar para permanecer tantos años?).
Lo bien hecho, (por supuesto, con errores), era muy feo de hacer, pero lo hubiera tenido que hacer cualquiera, el que diga otra cosa miente. Si España hubiera tenido que afrontar un rescate, los recortes los hubieran impuesto desde fuera, y hubieran multiplicado por cuatro a los que tuvimos que afrontar. El rescate de la banca, (que no fue de la banca, fue de las cajas de ahorros; -por cierto: ¿alguien recuerda quién hizo la reforma que puso en manos de los políticos y los sindicatos a las cajas de ahorros para que las quemaran, que de hecho es lo que hicieron?); el rescate de las cajas de ahorros gobernadas por las autonomías, digo, fue una broma al lado de lo que hubiera sido un rescate integral del país, y está en el entorno de lo que han tenido que afrontar casi todos los países. Hubo errores, y las crisis las pagan siempre los más desfavorecidos, porque son los que más cerca están de la situación de necesidad, pero eso ha pasado siempre, y con todos. No lo justifico, hay que luchar contra ello, pero no debe de ser muy fácil de evitar, porque es una constante sea cual sea el país, o el signo político que gobierna. Por eso en las situaciones de crisis lo más importante es reconocerlas, tener valentía y afrontarlas lo antes posible, porque cada año de retraso en afrontarlas es un millón más de personas pasando necesidad.

PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL. La descalificación por sí sola no da votos. Claro que hay motivos para criticar al PP, pero cada uno de ellos es un arma arrojadiza contra el mismo partido socialista. Ahí están los números y a ver si se van enterando, que tantos años de sillón y alejamiento de la calle afectan a los políticos con la idiotez del mariscal, (el mariscal, rodeado de pelotas desde los cuarenta años y sin nadie que se atreva en su círculo a contradecirlo acaba siendo, al cabo de unos años de mariscal, el imbécil, el bobo y el tonto más grande de su calle). Son muchos años, todos los políticos de casi todos los partidos, de soberbia y alejamiento de la realidad, y esto, incluso aunque se tenga buena fe, ensoberbece e idiotiza.
Creo que tienen que centrarse en hacer más propuestas, y sobre todo, porque creo que es uno de sus fallos, en concretarlas; si, por ejemplo, se dice que se va a reformar la Constitución, habrá que proponer aunque sea un acercamiento a las cuestiones y las redacciones alternativas que se proponen, y lo mismo con la reforma laboral. Pero eso vincula, y da algunos votos pero quita otros, porque en los detalles es donde están las discrepancias.

PODEMOS, CIUDADANOS Y EL BIPARTIDISMO. A pesar de los intentos de factura USA de Podemos y de Ciudadanos por intentar convencernos de que el bipartidismo está anulado no está anulado. Está matizado, y esto es buena cosa, pero el índice de penetración de Ciudadanos y Podemos es marginal en comparación con los de PP o PSOE. En su mejor momento, (una cosa es predicar y otra dar trigo), estos dos partidos, que no han tenido que mojarse en decisiones concretas de gobierno y por lo tanto no tienen desgaste alguno, han llegado a lo que han llegado. Pueden llegar a más, pero está por demostrar. Ciudadanos tiene mucho que aprender, aunque tiene potencial, y la penetración de Podemos en el Congreso se debe a una amalgama de partidos y sensibilidades que lo lógico es que tarde en dar problemas de gestión y manejabilidad sólo un segundo más de lo que se tarde en tener alguna dosis de poder real. Creo que esto es lo que va a pasar en muchos casos, y hay que tener en cuenta que gobernar España es algo más que gestionar una Comunidad autónoma o un ayuntamiento; aquí hay decisiones de mucho más calado y más difíciles.
Me parece sin embargo que es muy bueno que estén ahí, y que digan sus ideas y sus proyectos, porque como nadie tiene la verdad, el máximo común divisor es lo más parecido a ella.

Otro compañero nos confiesa que:

Soy socialista, y he votado al PSOE siempre (aquí su programa), excepto en esta ocasión que he basculado al «supuesto» centro. El motivo, la necesidad vital de nuevas formas, otros modos, otras ideas.

No hay nada que más me desanime que ver a las mismas personas, año tras año ejerciendo la política como si fuera una profesión in eternis, es inaceptable y el PSOE en algunas comunidades autónomas así lo ejerce. Los candidatos no mostraban ninguna renovación. Por ello, aunque las elecciones han sido generales, aquí el PSOE ha sido mastodóntico y lento.

He votado a CIUDADANOS. ¿Porqué Ciudadanos y no Podemos?, no me gustan los populismos de la calefacción y de la electricidad, me recuerda el mismo cuento chino que Castro en Cuba, Chávez en Venezuela, etc. Recetas propias de países en vías de desarrollo, no en España. También porque el tufo intelectualoide -filosófico-universitario, me lo conozco personalmente y lo he vivido en mis carnes, cuando los mismos PODEMOS canarias manipulaban las Asambleas. Quizás llevado por experiencias personales, en mi época de Secretario de Universidad de FETE-UGT, tuve que lidiar con el STEC, Sindicato Independiente Canario desde donde han salido la mayoría de los cuadros de Podemos-Tenerife.

El modo como han hincado la rodilla en Grecia ante las exigencias de Bruselas, demuestra que la demagogia no es buena compañera de viaje. Una demagogia ejercida con un líder indiscutible que es Pablo Iglesias, buen comunicador, carisma (mejor si se quita la coleta) que se engrandece cada vez que interviene. Nos espera unos interesantísimos debates en el Congreso.

Sé que muchos de mis compañeros han votado esta opción, algo que me parece realmente incomprensible. Pero esa es la grandeza de la democracia, y este 20 de Diciembre, el pueblo español ha hablado con autoridad. ¿A la italiana?, ¿la ingobernabilidad?, no lo creo. Los partidos tradicionales no lo van a permitir.

En resumidas cuentas, unas elecciones apasionantes y un periodo que desde el punto de vista político obligará a entenderse.

El último compañero que me transmite sus impresiones, afirma que:

Por primera vez he dudado hasta el final. Comprometido con los valores de la izquierda, he votado a Podemos, sin estar convencido del todo de su programa. Un anquilosado PSOE -por más que se empeñe Pedro Sánchez en ser el más guapo-, y una Izquierda Unida poco útil en modo parlamentario me indujeron a ello. Pero el panorama lo veo incierto.

Tras comerse a IU y triturar al PSOE, no veo altura en Podemos, con tantos bandazos, pasando desde Venezuela a Grecia e instalándose definitivamente en el referéndum independentista de Cataluña. ¿Y ahora, que? Creo que la derecha, sumando PP y Ciudadanos -al que se le ha visto el plumero-, tiene el camino más certero.

Es curioso que este país, de mayoría de izquierdas por el número de votos, no haya tenido fortuna en escaños correspondientes. ¡País!

Reencuentro Isaac Peral 1968-69 a 1974-75 (2011)c

Yo por mi parte os comento abiertamente lo siguiente:

Personalmente he defendido desde hace mucho tiempo las propuestas que impulsan un amplio acuerdo entre todos los grupos, colectivos y partidos ubicados a la izquierda del PSOE, habida cuenta que este partido dejó hace mucho tiempo de defender de manera radical (en el sentido más extenso de la RAE) muchos postulados de la izquierda europea (incluida la socialdemocracia) de consolidación del estado de bienestar y de lucha por una redistribución racional de la riqueza de forma que se garantice unas condiciones de vida prósperas para la gran mayoría de los ciudadanos, para la clase trabajadora.

La lucha por apuntalar estos espacios de confluencia respondía a la convicción de que existen muchos matices a la hora de analizar o de articular las estrategias y los mecanismos adecuados para conseguir ese bienestar social generalizado. Y considero que esa diversidad de matices no debería constituir un obstáculo que afecte a la puesta en práctica de «identidades políticas puras» incuestionables para algunos colectivos tanto viejos como nuevos, que han provocado históricamente una fragmentación excesiva de los movimientos de izquierda, lo cual no ha logrado ningún resultado operativo. Sin entrar a analizar la situación específica (y complejísima) de Grecia, creo que el ejemplo de Syriza como organización de confluencia compuesta por muy diferentes grupos de la izquierda helena, es un referente singular; apoyado estructuralmente en su arquitectura, en el modelo que en su día diseñó Izquierda Unida y que, penosamente, otros nuevos políticos emergentes se han encargado de ocultar.

He votado a Unidad Popular – Izquierda Unida (aquí su programa electoral) porque considero que desde las movilizaciones del 15M (un acontecimiento fundamental en nuestra reciente democracia) se ha intentado llegar desde IU a acuerdos de confluencia con otras fuerzas políticas, emergentes y no tan emergentes, para protagonizar unos procesos de cambio social necesarios de cara a solucionar los graves problemas de malestar social, de corrupción, de paro, de precarización laboral, de incremento de la pobreza, de privatización grosera de servicios públicos, etc., etc., a los que se ha llegado en los últimos años. Es verdad que IU arrastraba muchos déficits políticos y errores tácticos que han supuesto una losa notable en torno a su potencial presencia en las instituciones. Pero ello no debía ser un obstáculo para llegar a acuerdos eficaces con otros colectivos, sin perder los referentes básicos de la izquierda.

El impacto de Podemos es digno de impulsarlo como elemento transformador en nuestra sociedad, a pesar de las dudas que pueda suscitarnos su funcionamiento organizativo en la práctica. Su presencia y actuación ha logrado, sin duda, levantar el debate político en el conjunto de la sociedad. Pero su estrategia populista de indefinición en el marco político tradicional, que puede ser exitosa de cara al incremento de partidarios sea cual fuere su procedencia ideológica previa, y que responde a ciertos postulados originales del 15M, puede llevarnos a escenarios inciertos, y espero francamente que ello no suceda nunca.

Como sabréis, hay muchos contenidos en el programa electoral de UP-IU coincidentes con el de Podemos. Pero para mí estos son los puntos que claramente me han decantado a votar a IU: La defensa incuestionable de los Servicios Públicos, incluyendo la nacionalización posible de aquellos que son esenciales para garantizar el bienestar común, la Ley de Trabajo Garantizado (en vez de un subsidio generalizado), la apuesta decidida y clara por la educación pública redirigiendo recursos destinados ahora a la educación concertada hacia las escuelas públicas y eliminando las subvenciones a las universidades privadas. La defensa a ultranza de un estado laico. Y la crítica severa al sistema capitalista, en la búsqueda de otro modelo productivo, de alternativas más colaborativas y más acordes con el medio ambiente. Entre otros apartados de su programa político. Quizá este tipo de discurso, brutalmente denostado por la mayoría de los medios vinculados a los poderes económicos como todos conocemos, no sea «estratégicamente» oportuno para aglutinar votantes, Pero lo considero coherente. Y como ciudadano pienso que la conducta moral correcta es la de apoyar el programa político que te convence o con el que estás más identificado. Siempre he huido del «voto útil».

Finalmente, en cuanto a los resultados de las elecciones del 20D de 2015 estas son mis observaciones:
La consecución de una nueva mayoría de diputados por parte del PP (a pesar de toda esa cantidad enorme de votantes perdida) es una muestra de que aún muchos ciudadanos/as de nuestro país están identificados con sus postulados ideológicos, o bien están convencidos de que su bienestar y estatus personal y económico se puede asegurar mejor con este partido. Y ello a pesar de las cotas inmorales de corrupción y falta de transparencia a las que ha llegado (que no tienen parangón en Europa), o bien bajo la premisa de que las conductas corruptas forman parte habitual de su entorno o de toda la sociedad, lo cual no es óbice para dejar de votarles. Si hay que convivir con esta situación deberíamos enfrentarla con una profunda y distinta pedagogía moral por el bien de nuestra democracia.

Una gran mayoría de antiguos votantes del PP han ido a Ciudadanos, un partido emergente en el contexto nacional (que no en el autonómico donde existen desde hace una década) y que con un inteligente apoyo de los poderes económicos («hay que crear un «Podemos» de la derecha», expresaba un conocido dirigente de un banco) y mediáticos, ha logrado calar su mensaje de «regeneración» frente a la corrupción en un sector muy importante de la sociedad. También ha recogido algunos antiguos votantes del PSOE, pero en menor medida. El supuesto bajón en sus expectativas iniciales (según las encuestas) no desmerece la consecución de 40 diputados.

El PSOE ha sufrido una pérdida notable de votantes debido a la desconfianza acumulada en grandes sectores de población por algunas decisiones contra-natura de gobiernos anteriores, por las dubitativas posiciones frente a hechos y presiones políticas de ámbito nacional o europeo, por una reacción poco contundente frente a ciertos casos de corrupción de ámbito autonómico, y por un deambular ideológico motivado por su búsqueda de un espacio de «centro» en su pugna política, a pesar de lo manifestado en sus discursos más recientes.

El partido de Podemos ha irrumpido exitosamente en el Congreso con 42 diputados. Hay que tener en cuenta que en Cataluña «En Comú Podem«, es una coalición formada por Podem Catalunya, Iniciativa per Catalunya Verds (IU), Esquerra Unida i Alternativa, Equo y Barcelona en Comú, y obtiene 12 diputados. En la Comunidad Valenciana «Compromís-Podemos-És El Moment», coalición formada por Compromís (compuesto por Bloc Nacionalista Valencià, Iniciativa del Poble Valencià -partido formado a partir de la sección de IU en la Comunidad Valenciana-, Verds-Equo del País Valencià y Gent de Compromís) y Podemos, obtiene 9 diputados. Y en Galicia, «En Marea», que es una coalición electoral formada por Podemos, Anova y Esquerda Unida (IU), obtiene 6 diputados. Cada uno de estas coaliciones pretenden, a su vez, crear grupos parlamentarios propios independientes de Podemos. Pero a través de los portavoces de Podemos se divulga como parte indisociable de este partido político. Independientemente de estos datos, su estrategia de «centrados en el tablero» parece que ha dado buen resultado a Podemos, junto con un discurso bastante coherente y, sobre todo, inteligible y cercano a la mayoría de ciudadanos que están hartos de esta situación social y económica insufrible. Ha logrado captar una cantidad notable de antiguos votantes del PSOE y de IU. Y, probablemente, ha logrado movilizar a cierto sector de población que anteriormente se abstenía.

El resultado de UP-IU ha sido un desastre. Es verdad que se esperaba una disminución severa de votos por el traspaso de electores hacia Podemos, pero la confianza en mantener un grupo propio en el Congreso y ser determinante para la conformación de una mayoría de cambio en el parlamento formaba parte del anhelo de esta formación política. Sin embargo, ya sea por un discurso que no convence ideológicamente a un sector relevante de la población, ya por el efecto indeseable del sistema electoral injusto, el caso es que no se han conseguido unos mínimos aceptables.

En este caso si quisiera destacar algo obvio: para lograr tener cierto efecto en el público destinatario para conseguir votantes, es preciso conjugar tres factores esenciales, a saber, un discurso político coherente, claro y comprensible, un liderazgo político con solvencia intelectual y cercanía, y un apoyo mediático suficiente para hacer llegar los contenidos de dicho discurso a la ciudadanía. Lo que hemos visto a lo largo de los últimos meses y durante la campaña electoral con el ninguneo descarado a partidos políticos con representación institucional como son el caso de IU y de UPyD, es inadmisible. Habría que analizar qué hipotéticos resultados electorales hubieran obtenido los dos partidos emergentes de no haber contado con tales apoyos mediáticos.

El panorama que queda con estas elecciones del 20D es un síntoma de los efectos de la crisis en el conjunto de la sociedad. La fragmentación de las opciones políticas, en sí misma, no tendría que ser un problema. Muchos países europeos se ven abocados a establecer acuerdos de gobierno entre varios partidos y ello no implica una debacle en su economía ni en su contexto social. El problema es que, salvo los acuerdos que se han establecido en ciertas épocas entre un partido de ámbito nacional con algún partido de ámbito autonómico para gobernar, no se ha vivido la necesidad de articular acuerdos con una multiplicidad de sensibilidades ideológicas tan distintas, como ahora. Si el parlamento es expresión de las diferentes opciones políticas que existen en nuestra sociedad, tan legal y democrático es que puedan configurarse acuerdos entre ellas, sin depender del partido más votado, en busca de mayorías razonables que permitan designar un gobierno con capacidad de ejercer.

La posibilidad de acuerdos es tremendamente complicada con el panorama actual. Y más si se añade de entrada, incluso antes de sentarse a ver las prioridades del conjunto del país, condiciones o «líneas rojas» que se sabe de antemano constituyen muros insalvables, como es el caso de la propuesta del referéndum en Cataluña. Sin dejar de lado que ese derecho pueda ser ejercido en un futuro, las prioridades de nuestro país considero que no pasan por esta condición inamovible, y ello nos puede llevar a dos vías de salida: Por un lado, la convocatoria de nuevas elecciones, que probablemente sea una de las ideas fuerza en las hipótesis de Podemos para continuar creciendo. Por otro lado, la opción de un acuerdo in extremis entre el PP y el PSOE para que gobierne el partido mayoritario con un/a presidente/a distinto a Rajoy. Ambas alternativas me parecen, por ahora, muy lamentables.

Una última reflexión en cuanto a los datos de las Elecciones del 20D observando los partidos de implantación en todo el estado español: Si sumamos los votos recibidos por PP+C´s: 10.715.976, vemos que han obtenido 163 diputados. Si sumamos los votos recibidos por PSOE+PODEMOS+UP-IU: 11.643.131, estos, en conjunto, han obtenido 161 diputados. Este es otro datos más de lo injusto de nuestro sistema electoral, que se solucionaría con dos opciones simples: una, cambiar la circunscripción provincial por la de la Comunidad Autónoma para elegir diputados nacionales; otra, aumentando el número de diputados de 350 a 400. Dejaremos para más adelante el «qué hacer» con el Senado.

Antes de final de año nos volveremos a encontrar algunos de los compañeros de ese lejano bachiller de letras en una conocida venta de nuestra Región de Murcia. Hablaremos de nuestros proyectos, de nuestras familias, de la última música escuchada, o del último libro que hayamos leído, saldrá algo de temática deportiva, y también de política. Y continuaremos debatiendo con la pasión que nos permitan nuestras ideas y argumentos, convencidos de que no cesaremos de dialogar en nuestra “ágora” particular .

Ah. Y Feliz Navidad y un venturoso Año Nuevo a todos.

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