Colores para un Silencio
por: Gabriel Navarro

Me encanta la música, pero en muchos momentos anhelo un espacio de silencio. Y digo “espacio” y no momento, porque así es como yo lo vivo, un espacio silencioso que logro crear a mi alrededor y que altera la habitual sensación de paso del tiempo. Siempre me espeluznó (aunque pueda interpretar sus causas) la escena de aquellas personas que, estando solas, para poder evadir o soportar su angustia, o no encontrarse con su propia realidad, permanecen en sus casas con la televisión o la radio constantemente encendidas, aunque no miren ni escuchen lo que emiten. Tampoco entiendo la opinión que quienes consideran la ausencia de ruido como sinónimo de que algo inútil está sucediendo. Y uno de los momentos más satisfactorios para mí es cuando hago senderismo o paseos por el campo con acompañantes que comparten el silencio de las sendas, y que no se ven obligados a hablar más allá de la expresión de bienestar que provoca el solaz de una visión de un paisaje, de una flor o de unas rocas.

El silencio nos permite observar, analizar, organizar y asimilar las ideas y las experiencias con mayor profundidad y procesar con mayor fluidez la información, a través del silencio tenemos acceso a nuestro subconsciente, y nos permite utilizar mejor la intuición y la creatividad. Y es fundamental para encontrarse consigo mismo, para conocerse y profundizar en el sentido de nuestra vida.

En una entrevista[i], Gordon Hempton manifestaba: “La gente teme al silencio como teme a la oscuridad. En el fondo, es un temor a lo desconocido, porque nos hemos habituado a vivir entre ruidos… Tenemos que aprender a escuchar el silencio y lo que viene después del silencio: esa sucesión de pequeños e infinitos sonidos, que son el pálpito del maravilloso planeta en el que vivimos”. Una de las cualidades más admirables de la obra de este autor es su capacidad para captar los sonidos naturales mediante grabaciones de campo apoyándose poco en la post-producción[ii] y en su filosofía de vida expresa que: “una ciudad será agradable para los seres humanos únicamente cuando podamos oír las suelas de nuestros zapatos tocar el cemento, o cuando podamos hablar entre nosotros sin alzar la voz».

No es de extrañar que, actualmente, “una de las medicinas postmodernas sea el silencio; buscar silencio, tranquilidad, desacelerar el paso, cambiar el ritmo propio para percibir el ritmo externo y poder crear un paisaje sonoro más sano”[iii]. Por otra parte, los avances de las neurociencias nos descubren nuevas facetas de nuestra mente que no deja de asombrarnos y, al mismo tiempo, pueden derivar en la necesaria concepción de la bondad del silencio y de la meditación en los procesos generadores de salud en los humanos, un ejemplo lo observamos en un estudio que ha demostrado que el cerebro emplea dos canales de conexiones neuronales distintos e independientes entre sí para procesar el inicio o el final de los sonidos [iv]

Junto al silencio, otro de los elementos para mí esenciales en la vida lo constituye la maravillosa gama de colores que nos ofrece la naturaleza y que a todos nosotros nos sugiere una variedad inmensa de sensaciones y placer.  Por ello, cuando me solicitaron realizar un montaje de vídeo con algunas de mis modestas fotografías de aficionado en las que destacasen los estímulos cromáticos junto con objetos y sujetos que nos rodean en nuestra vida cotidiana, con el fin de utilizarlo en una sesión grupal de meditación y convivencia en total silencio por un colectivo que trabaja habitualmente el yoga y las técnicas de relajación, lo viví como un gozoso reto personal.

El rango cromático utilizado en la exposición de las imágenes intenta responder al conocido como espectro visible del ser humano, iniciándose con un leve momento de oscuridad, un paisaje de horizonte y nubes y varios espacios urbanos con multiplicidad de colores simultáneos, y continuando con imágenes ordenadas conforme a la gama de colores conocida generalmente como componentes del Arco Iris, terminando al final con un  contraste de escenas de personas, y de objetos que nos remiten al pensamiento y la reflexión, cierto entorno gris reflexivo fugaz para finalizar con un colorido paisaje y un anochecer placentero. Simultáneamente al orden de la gama de colores del Arco Iris se introduce también una secuencia de referentes de “tierra, aire y agua” desde el principio de la serie de imágenes hasta el final.

En torno al significado de los colores hay mucha literatura y cada teoría, filosofía y creencia religiosa o mística otorga a cada uno de los colores diversas interpretaciones. Se habla también, desde hace tiempo, de una Psicología del Color la cual aún no está consolidada desde un punto de vista científico, en cambio, si se le otorga relevancia al estudio de la percepción de los colores en el diseño arquitectónico, la moda, la señalética y el arte publicitario. Una referencia bastante sintética y que incorpora muy diversos enfoques sobre el significado de los colores se puede consultar en el siguiente enlace que os invito a leer: http://www.webusable.com/coloursMean.htm

Espero que estas imágenes sean de vuestro agrado:


NOTAS:

[i] Gordon Hempton, el portavoz del silencio. Correo del Sol http://www.alsol.es/Gordon_Hempton367.pdf

[ii] http://itunes.apple.com/us/artist/gordon-hempton/id51257278

[iii] Hace Tiempos: Los sonidos del silencio: http://hiperactivebrain.wordpress.com/2009/07/21/hace-tiempos-los-sonidos-del-silencio/

[iv] Descubren cómo el cerebro “escucha” el sonido del silencio (Tendencias 21): http://www.tendencias21.net/Descubren-como-el-cerebro-escucha-el-sonido-del-silencio_a4104.html

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